CAPÍTULO 1

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—¡Dame agua! —dice el moreno con la boca enchilada de la salsa

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—¡Dame agua! —dice el moreno con la boca enchilada de la salsa.

—¡Ya me la acabe! —la joven de cabello rizado se toma la última gota de su botella de agua y se echa a reír escupiendo sobre la mesa.

—¡Traidora, lo hiciste a propósito! —el muchacho se levanta del sillón y corre al refrigerador con un vaso en sus manos y servirse más refresco, para después darle un gran sorbo desesperadamente.

—¡No puedes ni hablar! JAJAJAJAJA —se cae del sillón por la risa y se golpea en la mesita de centro— ¡Auch!

—A eso, le llamo Karma —se limpia los mocos con el brazo y por fin respira después de apagar el incendio en su boca.

Erika se levantó del suelo con una mano en la cabeza mientras miraba a su amigo con mala cara y le sacaba el dedo corazón, ahora él se estaba riendo.

—Debimos pedir menos salsa.

—Los martes de tacos son para enchilar el paladar.

George se tiró al sillón con flojera pecho abajo y miró a su amiga recargada en la mesa con sus rizos en la cara que lo miraba con una ceja enarcada. Se habían reunido este martes en el departamento de la chica, para hablar sobre un tema que tenían pendiente desde hace tiempo, y no podían dejar para después lo que se podía resolver en el momento.

Era el momento adecuado para hablarlo, si no ¿Cuándo sería? Tenía que platicar con alguien de confianza para sacar por lo menos algo de lo que sentía. Erika era su confidente, así que lo hizo, tomó aire y se acurrucó en un cojín mientras evitaba no mirarla.

—Me gusta Alberto —apretó el cojín y cubrió su rostro con ella.

—¿WTF? —su expresión fue claramente lo que dijo. Literalmente no sabía describir su rostro— Me estás diciendo que ¿Tu mejor amigo te gusta de gustar o de gustar gustar?

—¿Qué no gustar gustar termina en matrimonio?

—Pues el gustar gustar de mis padres termino en mi —se revolvió el cabello como si se rascara y luego sacudió su melena hasta dejarlo por detrás de sus orejas.

El muchacho negó con la cabeza y se volvió a cubrir el rostro avergonzado.

—No es ese gustar gustar.

—¿Entonces? —la chica levanta las manos y los hombros en forma de duda.

—Me gusta gusta por su forma de ser, es auténtico, carismático, dramático, extrovertido y por si fuera poco, hace que me sienta especial en todos los aspectos, me escucha, es atento e incluso se preocupa por mi de cualquier cosa —deja salir una risita al recordar algunas de sus acciones que ha tenido con él y lo hace sonreír al instante.

La chica se posa a un lado de su amigo sin levantarse del suelo, se acerca hasta acariciar los rizos oscuros de su mejor amigo. Erika se percata que la amistad que ha tenido con Alberto durante años se ha convertido en un sentimiento más profundo que solo el cariño, ahora comprende el porque se siente tan culpable de tener que ser él el que cargue con ese sentimiento y poner en riesgo su amistad (al menos así era como se lo contaba a ella).

Un Gran VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora