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Hay muchas cosas buenas para describir a Tomás. ¿Malas? Tal vez no.

A los ojos de Juan, el único gran error de Arbillaga es jamás dirigirse a él, pero no lo culpaba.

Nadie hablaba con Juan, y Juan no hablaba con nadie.

Él sólo quería a Tomás Arbillaga.

Tomás Arbillaga esto, Tomás Arbillaga lo otro. Los pocos amigos que tenía se habían empezado a hartar de su actitud. Habían salido volando luego de escuchar al pobre chico hablar sobre el rubio perfecto.

Igual él no los necesitaba, suficiente era con poder por fin hablarle a Arbillaga.

Y lo iba a hacer, estaba seguro.

—Hola —saludó normal, detrás de él.

Sus ojos brillaban emocionados, Tomás Arbillaga por fin notaría su presencia.

Pero el fuerte brillo se empezó a transformar en lágrimas, saladas lágrimas que caían por sus suaves mejillas. Un nudo en su garganta que intentaba destruir de a poco, pero se volvía más grande con cada paso que daba el rubio lejos de él.

Tomás estuvo a punto de voltear, pero había sido llamado por otra persona.

Y claro, Tomás no tenía tiempo para Cruz, y cualquier cosa era mejor que él.

Porque Juan Cruz es un molesto fantasma en la vida de Tomás.

GHOSTED  ☆  juan + rob .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora