Ríos salió de ese cubículo al escuchar el ruido, su pantalón medio puesto y su camisa desacomodada junto a sus labios brillosos y chupetones demostraban que, en ese cubículo, sucedieron cosas. Cosas de la mano de Endrick.
— ¿Ustedes qué putas? ¿James? — El color dejó el rostro del 6, Endrick acomodaba su ropa mientras sonreía burlonamente hacia James, quién se encontraba en shock, pálido y sin poder creer lo que estaba viendo.
— Perro hijueputa. — Fue todo lo que pronunció James antes de abalanzarse hacia su esposo, golpeándolo en la boca de su estómago, reduciéndolo al suelo antes de subirse encima suyo para golpear su rostro múltiples veces. — ¡Malparido! ¡¿Qué le pasa?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! — Gritó entre su llanto, sus nudillos enrojeciendo bajo la sangre del hombre que más amaba en la tierra, quién ni siquiera se resistía a sus golpes. Sus amigos intentaban separarlos, encontrando la resistencia del capitán.
James finalmente se rindió ante su llanto, dejándose llevar por Arias y Ospina. Sintió el mundo caer encima suyo, ¿Por cuánto tiempo su esposo estuvo acostándose con él? ¿Qué tan mala pareja fue James como para merecer tal traición?
El mundo le pareció un borrón ante sus ojos, no comprendía lo que Ospina le decía, mucho menos las palabras de ánimo de Arias. Solo supo que lo sentaron en un asiento cerca a los baños puesto que sus piernas habían fallado a mitad del camino.
Daniel, por otra parte, se encargó de levantar a Richard del suelo. Lo miró con desprecio, desconociendo a su amigo entre los golpes de su capitán.
— Desgraciado, eso no se va a quedar así. — Pronunció conectando su puño con la mandíbula ajena, Endrick intervino rápidamente en defensa de Richard, siendo recibido por un puñetazo del defensa, quién también se tomó la molestia de patearle el abdomen.— Malparidos, queriendo vernos a todos la cara de brutos ¿Qué mierda hacemos ahora, hijueputas? ¿Cómo putas vamos allá afuera a dar la cara frente al país cuando usted ni siquiera pudo respetar su matrimonio? Debería darle es vergüenza.
Muñoz tomó del brazo a Richard, sacándolo del baño a rastras mientras Borja se encargaba de Endrick. Daniel se dirigió hacia su capitán con Richard a su lado, su rostro desfigurado en enojo total mientras tiraba al 6 a un lado del 10.
— Hablen sus mierdas, nosotros nos vamos antes de que Lorenzo se preocupe aún más. No se aparezcan por la hijueputa caravana o los enciendo a los dos. — A pesar del tono agresivo del defensa, éste dejó un beso en la frente de James antes de arrastrar al resto de sus amigos lejos de la parejita, dispuestos a cubrir la ausencia de su capitán y del 6.
— Perdóneme amor, yo no quise— usted sabe que uno es tonto y comete errores — Suplicó el menor de los dos mientras tomaba la mano de James, quién la apartó rápidamente sintiendo su piel quemar ante la idea de ser tocado con las mismas manos que tocaron a Endrick.
— ¿Errores? ¿Usted cree que esto es una mierda que se arregla pidiendo perdón? Richard, dígame la verdad ¿Desde hace cuánto se come usted a ese man? ¡No me vaya a mentir! — Podía sentir su corazón que estaba por salirse de su pecho, sus manos hechas un puño en la tela de su camisa mientras intentaba calmarse, no explotar en un aeropuerto y mucho menos hacer un show peor del que ya habían hecho.
— No, amor. Esta es la primera vez y la última, créame yo lo amo, James. No me deje, podemos arreglarlo. — Suplicó Richard, sus ojitos que en un momento veían con devoción a James, ahora llenos de lágrimas y arrepentimiento. No podía creérselo ¿Cómo pudo hacerle caso a Endrick? Cayó en la tentación más estúpida y lastimó al amor de su vida ¿Qué explicación había en eso? Uno no lastima a la persona que más ama en la tierra solo "porque sí".
Richard no podía negar que le llamó la atención Endrick desde que lo vió. Su piel tostada, su sentido del humor, risa y forma de ser generaron ese deseo en él. Aunque Rios siempre intentó disimularlo, tragarse esa estúpida piquiña que le generaba Endrick y simplemente seguir adelante con su vida. Le había funcionado, escondiendo sus ganas con un "bromance" inofensivo, el cuál ese día había roto lo inofensivo a pasar a ser una traición directa a su esposo ¿Y ahora qué? No había valido la pena nada, no se sintió como creyó que lo haría, en cambio sentía que había cometido el peor error de su vida (y eso había hecho).
— ¿Podemos arreglarlo? ¿U-Usted cree que yo tengo una mierda qué a-arreglar? — Preguntó el mediocampista, maldiciendo por lo bajo ante su tartamudeo, el cuál había aprendido a controlar la mayoría del tiempo, excepto cuando se encontraba bajo demasiada presión o su cabeza estaba hecha mierda; exactamente como en ese momento. James se levantó de su asiento, sin poder creer como la vida podía tratarlo como si él hubiera crucificado a Jesús. — Vida triste que me ponen cachos y me toca a mí ver cómo lo arreglo.
El cucuteño estaba por abandonar la situación, dispuesto a mandar a Richard para sus tres mierdas e irse con sus hijos y deprimirse un poco, pero apenas consiguió dar un paso antes de que Richard lo agarrara del brazo, arrodillándose a su lado e impidiéndole moverse.
James siempre fue un hombre débil si se trataba de Richard, oírlo suplicar entre lágrimas por su perdón fue suficiente para al menos permitir que le explicara que había pasado.
— Tenemos que ir al hotel pero no tenemos transporte y no quiero ir en taxi. Mire como se las arregla, me voy a tomar un café. — El menor asintió rápidamente antes de ponerse de pie, sabía lo que debía hacer. Le dejó un beso a James en la mejilla, beso que el mediocampista no pudo negar ¿Cómo lo hacía si su corazón seguía latiendo con velocidad al verlo?
El 10 se fue a Juan Valdez por un cafecito, intentando pasar desapercibido con sus gafas de sol y la chaqueta negra básica de Richard que le había robado en el avión. Era un desastre de persona en esos momentos, no podía creer lo que le estaba pasando. Parecía que el universo se concentrara en darle una cosa buena pero 50 malas.
Nunca esperó que algo así le sucediera con Richard. Con Daniela la separación se veía venir, los dos con carreras muy distintas, tiempos y horarios que nunca se ponian de acuerdo. La convivencia era insostenible, por eso seguían llevándose bien, simplemente no podian ser pareja, uno de los dos debía renunciar a sus sueños y se amaban demasiado como para arruinar la felicidad del otro.
¿Pero Richard? Era el hombre perfecto para él, mismos horarios, mismo estrés y estilo de vida ¿Qué pudo haberlo empujado a serle infiel? Puede que esta haya sido la prueba que necesitaba ante el dilema que llevaba teniendo toda su vida: no era merecedor de todo. Ni siquiera de una cosa. No podía ser completamente feliz si en el proceso no se perdía a sí mismo ¿la Copa? Meses de estrés, insomnio y ansiedad que dieron frutos, pero el proceso fue asqueroso, la ganó, si. Pero perdió a su esposo. Tal vez se había enfocado demasiado en el fútbol, lo descuidó, dejó que los dos se perdieran en la rutina de entrenar y solo concentrarse en el fútbol ¿Dónde quedó el amor?
James no era un buen esposo, esa era la respuesta.
— Renté un carro, la piroba de la compañía casi no se las cree pero ya tenemos como irnos. — La voz de Richard lo sacó de sus pensamientos, agradeciendo las gafas de sol que disimulaban sus ojos rojos y llenos de lágrimas nuevamente producto de la conclusión a la que había llegado. James se dejó llevar, siendo consciente de su alrededor una vez entró en un lujoso carro.
— Quiero que me explique todo, que me diga como se sintió. Sea honesto, de eso depende mi perdón. — Fue lo único que dijo el 10, haciéndose bolita en su asiento y mirando fijamente a su esposo a través de sus gafas de sol.
Solo esperaba no arrepentirse de lo que estaba haciendo.
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RENEGADE (JICHARD)
RandomCuando al acabar la copa América Richard decide celebrar con Endrick, James empieza a cuestionar su paciencia.