Narra Hipo:
El rugido de la Muerte Roja resonaba como un trueno, vibrando en el aire y sacudiendo el suelo bajo nuestros pies. Ante mí se erguía la criatura más colosal que jamás había visto, su cuerpo enorme proyectando una sombra que cubría el campo de batalla, ahogando la esperanza de victoria.
¡Esto no va a funcionar, Hipo! – exclamó Chimuelo, esquivando una ráfaga de fuego que casi nos alcanza. Su voz estaba cargada de ansiedad. – Esa cosa es demasiado fuerte. ¡Nos va a matar si seguimos así!
¡Lo sé! – respondí, tratando de mantener la calma mientras mi mente corría buscando una solución. Nuestros ataques no eran suficientes. Necesitábamos un plan audaz, algo que nos diera una oportunidad real de derrotar a la Muerte Roja.
Los dragones que seguían a Bocón volaban en círculos, lanzando ataques rápidos antes de escapar del calor de las llamas devastadoras de la bestia. La valentía de nuestros aliados era admirable, pero el ardor del fuego y las cenizas que llenaban el aire dificultaban nuestra visión y nos hacían sentir impotentes.
¡Hipo, tenemos que hacer algo! – insistió Chimuelo, sus ojos brillando con determinación. – ¡No puedo permitir que te pase nada!
Sus palabras resonaron en mi corazón. Sabía que Chimuelo nunca había dudado de mí, pero esta vez todo era diferente. La Muerte Roja no era solo un enemigo; era un monstruo aterrador y nuestras vidas estaban en juego.
Tengo un plan, pero es arriesgado – le dije, apretando los dientes mientras luchábamos por mantenernos en el aire. – Vamos a atraerla hacia el suelo. Si logramos esconderla entre las nubes, podríamos tener una oportunidad.
¿Y qué pasa si no funciona? – replicó Chimuelo, con escepticismo en su mirada.
¡Confía en mí! – insistí, aunque mis propias dudas empezaban a aflorar. – Cuando abra la boca para lanzar su fuego, tú lanzarás tu rayo directamente a su boca. Si el fuego toca el gas en su interior, se producirá una explosión.
¿Y si no lo logro a tiempo? – preguntó, mientras volábamos a gran velocidad hacia las nubes.
¡Lo harás! – le aseguré, forzando una sonrisa. – Eres el mejor.
Chimuelo descendió rápidamente, sus alas cortando el aire mientras la Muerte Roja continuaba persiguiéndonos. Su gran sombra oscurecía el cielo, y su furia se hacía más intensa con cada momento.
Finalmente, nos escondimos entre las nubes. El aire era fresco y denso a nuestro alrededor, y desde allí pudimos ver cómo la Muerte Roja giraba, buscando a su presa.
Ahora – le dije, sintiendo que el momento había llegado.
Chimuelo, con determinación, lanzó su rayo azul directamente a la boca de la bestia. El impacto fue espectacular. En el instante en que la Muerte Roja exhaló su fuego, el rayo de Chimuelo lo alcanzó. La combinación de fuego y gas dentro de la criatura causó una explosión titánica que iluminó el cielo con una luz cegadora.
La Muerte Roja cayó, su gigantesco cuerpo desplomándose hacia el suelo con una fuerza que sacudió toda la isla. Pero el estruendo de la explosión también nos alcanzó. Ambos fuimos lanzados violentamente hacia abajo, y un dolor agudo me atravesó antes de que la oscuridad me envolviera.
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Narra Bocón:
El estruendo de la Muerte Roja cayendo resonó como un trueno en el aire. Cuando el polvo comenzó a asentarse, vi a Chimuelo transformándose de nuevo en su forma humana. Sus cabellos oscuros y sus ojos verdes estaban llenos de preocupación, y su mirada estaba fija en Hipo, que yacía inconsciente en el suelo.
¡Hipo! – gritó Chimuelo, su voz temblando mientras se arrodillaba junto a su amigo. – Por favor, despierta.
Me acerqué rápidamente, sintiendo un nudo en mi estómago. La figura de Hipo yacía inmóvil, su respiración entrecortada. Chimuelo lo cubría con su cuerpo, con una preocupación palpable en su rostro.
¡Hipo, despierta! – repitió Chimuelo, sus manos temblando al tocar a su amigo. – No puedes dejarnos así. ¡No puedes!
¿Qué podemos hacer? – pregunté, sintiendo el peso de la angustia en mi pecho. Habíamos derrotado a la Muerte Roja, pero la victoria se sentía vacía ante la posible pérdida de Hipo.
¡Debemos moverlo a un lugar seguro! – exclamó Chimuelo, su rostro lleno de desesperación mientras comenzaba a levantar a Hipo con cuidado. – ¡Él no puede quedarse aquí!
Sin pensarlo, me uní a él y, juntos, comenzamos a trasladar a Hipo hacia un lugar más alejado de los escombros. Chimuelo, aunque humano ahora, tenía una fuerza sorprendente. La conexión entre ellos era evidente; Chimuelo estaba decidido a salvar a Hipo, sin importar el costo.
¡Aguanta, amigo! – dijo Chimuelo, mientras sus manos sujetaban firmemente a Hipo. – No te dejaré ir. ¡No lo harás!
Poco a poco, llegamos a un claro donde la luz del sol brillaba. Allí, nos detuvimos, y Chimuelo, lleno de ansias, comenzó a buscar hierbas y recursos que pudieran ayudar a Hipo.
¡Tengo que hacer algo! – exclamó, mirando a su amigo con desesperación.
Mientras el viento soplaba suavemente, yo miraba a Chimuelo con respeto. Su transformación había sido más que física; había capturado la esencia de lo que significaba ser un amigo leal y valiente.
La batalla había terminado, pero nuestra historia apenas comenzaba. Con el peso de la lucha en nuestras espaldas y el destino de Hipo en nuestras manos, sabíamos que debíamos encontrar una manera de seguir adelante.
Continuara...
Ploblemas tecnicos. XD
Ufff hace mucho tiempo que no actualizo esta maravillosa historia...tratare de segui actualizando cada semana. Los leo mis wolfis. : DDejenme por aqui sus ideas para otras historias. O vayan al libro de avisos y dejen sus ideas por hay.
Bye!
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The darkness of hicuup-Tootcup
RandomEl va a tomar la oscuridad, ya no será el vikingo debilucho Ya NO sera el 'pescado parlanchín' YA NO SERÁ USADO COMO SACO DE BOXEO. ¡YA A TENIDO SUFICIENTE! --------> Los personajes no me pertenecen, le pertenece a DreamWorks.