Capítulo 7

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5 años después...

14 DE JUNIO, 2020
LUKE HOWLAND

Habían pasado cinco años desde la última vez que vi a Weigel en persona, y estaba muy emocionado por volver a verla. Desde que había ido a rehabilitación no habíamos encontrado la oportunidad de hablar cara a cara, y es que ni siquiera en vacaciones nos poníamos de acuerdo. Sin embargo, seguíamos hablando por mensajes, videollamadas, e incluso cartas.

Hablando de cartas, adivinen quien le regaló una carta a quien. Exacto, el idiota que está narrando esto. Le mandé una maldita carta por un medio de correo que no se utiliza desde hace mil años, pero según yo eso iba a hacerlo más romántico. La cosa es que cuando le envié la carta era septiembre de 2018, y le llegó tres meses después...

Quería enviarle una carta por nuestro aniversario de tres años, así que creo que el tiempo de llegada estuvo bien. Lo malo fue que no pude ver su reacción en la vida real, pero estoy seguro que si lo hubiera logrado le hubiera plantado un beso en su maldito rostro, y le hubiera dicho lo jodidamente enamorado que estaba de ella.

Porque así es, yo estoy tan enamorado de ella como la primera vez que la conocí. Y es curioso, porque me asusta.

Me asusta que cada vez que escucho su voz mi corazón lata a mil por hora. Me asusta que la ame tanto, como para ser capaz de hacer cualquier idiotez sólo por verla sonreír. Eso es cierto... La amo tanto. La amo tanto que no me importaría si ella decide desaparecer de mi vida, si ella me deja de amar, si ella me desprecia de la manera más cruel del mundo. No me importaría ni siquiera que rompa mi corazón, porque la seguiría amando, y recogería los trozos de mi jodido corazón para recomponer el suyo.

Este es el efecto Weigel... Hace que simplemente ignores todo lo que ya ha pasado, y entregues todo tu ser. El efecto Weigel hace que te sientas en las nubes y vueles. Hace que cada vez la ame más de lo que ya lo hacía. El efecto Weigel me hacía sentir estúpidamente enamorado, y lo peor de todo es que sus virtudes no son las que me tienen enamorado de ella, sino sus defectos...

Aprendí que hay sentimientos más fuertes que el sufrimiento, el dolor, y la miseria que encerraba en mi vida antes, como el amor. El amor que sientes hacia una persona, a tal grado de estar dispuesto a sacrificar tu vida por la otra persona. El amor que sientes que, sin importar que tan destruido te deje, es el amor más puro y sincero que puede existir. El amor que te hace sentir mariposas en el estomago y no querer ahogarlas. Ese amor... Ese amor es el sentimiento más fuerte que pude haber sentido.

Ahora sé que la droga más fuerte de un ser humano es otro ser humano, y yo la ingerí tan fuerte que ahora ya no sé cómo dejarla salir. La ingerí tantas veces que por fin logré hallar el sentido que tanto le faltaba a mi vida. La ingerí tantas veces que se volvió una adicción.

Weigel se volvió una adicción...

Pero no en sentido de morbo, sino que en sentido de amor puro. Era imposible sacarla de mi cabeza, y gracias a ello me motivaba para ser mejor persona. Gracias a ella pude dejar de consumir sustancias tóxicas, y de autolesionarme. Pude sanar, y convertirme en la mejor persona. Todo lo hice por verla sonreír.

Hasley Weigel era un completo desastre, la chica más torpe, lenta, y poco femenina que haya conocido. Pero, también era como un pequeño boulevard de esperanzas para mi desastre de vida. Ella era mi boulevard de sueños y esperanzas. Porque aunque ella rompa mi corazón, yo recogería los pedazos, y pintaría mi sonrisa para ella con los trozos rotos.

Porque aunque yo tenía una vida desastrosa, con problemas demasiado grandes en mi familia, como la situación con mi padre, y un estado emocional al borde del colapso, a ella no le importó y se quedó ahí para apoyarme. A ella no le importó juntarse con el drogadicto del instituto. Sólo le importó saber más de mí, sin dejarse llevar por lo que dirían los demás.

Por cierto, mañana es mi cumpleaños. Y es el mejor momento para decir que mañana, también, se cumplen cinco años desde que mi pequeño boulevard de esperanzas entró a mi vida para cambiarla de la manera más drástica posible.

Mañana se cumplen cinco años desde que conecté con esos bellos ojos azules que son idénticos a los míos. Desde que la chica que siempre se manchaba la blusa de pasta dental, y siempre llegaba atrasada a clases, llegó a mi vida para darle una razón a mi corazón para latir.

Se cumplían cinco años desde que, a pesar de saber que era el "drogadicto" y mala influencia de la escuela, ella decidió hablarme. Se cumplen cinco años desde que juré no volver a enamorarme de nadie, pero llegó ella a girar mi mundo y ponerlo de cabeza.

Hasley Diane Weigel, es la chica más malditamente guapa, inocente, y tierna que podría haber conocido jamás. Sus ojos azules la volvían especial, ya que eran exactamente del mismo color que los míos. Su cabello negro siempre desordenado, aunque a veces peinado, y otras veces tan despeinado que parece que ella hubiera librado una batalla con el cepillo, en la cual no salió para nada victoriosa, la hacía lucir tan única. Su tez blanca, y sus facciones perfectamente distribuidas en su rostro la hacían lucir angelical e inocente. Eso la hacía tan hermosa, y adorable.

Pero, también es muy torpe. Demasiado diría yo... Tanto que una vez me hizo empaparme de refresco cuando le estaba sacando el gas a este. Tanto que una vez llegó con la camiseta al revés. Tanto que siempre llegaba con la camiseta manchada de pasta de dientes. Así de torpe era. Asimismo, también es muy despistada, tarda en comprender las cosas, y es muy preguntona.

Pero eso la vuelve especial... Lo preguntona, despistada, poco femenina, y torpe la vuelven única e irrepetible ante mis ojos. Y sí, esta es mi Hasley, y no la cambiaria por nada del mundo.

Como dije alguna vez: "Sé que estoy jodido porque no me enamoré de sus virtudes. Me enamoré de sus defectos."

Boulevard: Final alternativo [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora