Prologó

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En la majestuosa ciudad de Nyvorjan, el sol se alzaba lentamente, bañando de luz dorada las imponentes torres y los vastos jardines donde demonios, ángeles y terranos convivían en perfecta armonía. La paz y el equilibrio reinaban en esta urbe, un símbolo viviente de un nuevo comienzo.

Samantha se encontraba en su habitación, contemplando el amanecer desde su ventana, se dirigió al estante de armas y tomó cuatro de sus armas más preciadas: la espada Voidbreaker, la hoz Requiem, el látigo Venganza y el revólver Redención. Tras asegurarse de que cada arma estuviera en su lugar, Samantha fue hacia donde estaba su madre, quien observaba desde el umbral de la puerta. 

—Nos vemos pronto, dijo Samantha con una sonrisa. 

Su madre le devolvió la sonrisa y se despidió.

Samantha silbó, y una sombra se movió entre las columnas del pasillo. Su fiel compañero, Stalkersoul, apareció ante ella, montó sobre la imponente criatura y, juntos, salieron de la casa hacia el bullicio de la ciudad. La gente los saludaba mientras pasaban, acostumbrados a la presencia de Samantha y su formidable montura.

Atravesaron mercados llenos de vida, plazas donde ángeles y demonios intercambiaban, y parques donde los niños jugaban sin miedo. La armonía en Nyvorjan se sentía en cada rincón de la ciudad. Al llegar a las afueras de la ciudad, Samantha se preparó para su entrenamiento diario con su padre quien le enseñaba a controlar y perfeccionar sus poderes. Sin embargo, en medio del trayecto, un estruendo rompió la tranquilidad del entorno. Samantha, distraída por el ruido, intentó crear un portal para llegar más rápido a su destino. Pero algo salió mal. En lugar de aparecer junto a su padre, se encontró en un lugar desconocido.


El quinto jinete: ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora