008 𝘊𝘢𝘧𝘦́ 𝘺 𝘩𝘢́𝘣𝘪𝘵𝘰𝘴 𝘦𝘹𝘵𝘳𝘢𝘯̃𝘰𝘴.

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𝘌𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢 𝘪𝘯𝘲𝘶𝘪𝘦𝘵𝘰. La pierna derecha se movía de arriba a abajo. Puede sentir el sudor resbalando por el costado de su cara. Pero dentro del café hace frío, ¿no?

Toma su americano, agita un poco la bebida antes de llevarse la taza a la boca. Resopla de satisfacción cuando el líquido caliente entra en su boca, esparciendo el sabor a semillas tostadas por toda su lengua.

Nada mejor que una taza de café para calmarse.

El café bulle de gente después de su llegada. El intuye por qué hay más de lo habitual, pero finge no saberlo. Finge ignorancia ante las miradas sutiles y no tan sutiles que le dirigen chicas y mujeres mayores desde las mesas de alrededor. Deseando que él se dé cuenta de su presencia, deseando que le dedique al menos una mirada que les satisfaga el corazón.

Sus ojos recorren la mesa mientras toma más sorbos, posándose en tu encorvada figura que decide ignorarlo después de pedirle innumerables veces que beba en otro lugar (mientras él se mete contigo a propósito sorbiendo de vez en cuando).

Cuando ya ha confirmado su decisión, después varios días de pensarlo mucho (se debate entre los deliciosos postres y ahorrar dinero), Shousuke aprovecha la oportunidad y la utiliza a su favor. Un lugar donde la gente no le molestará tan seguido mientras está con alguien y a la vez se encuentra continuamente contigo.

Cierra los ojos y asiente. Matando dos pájaros de un tiro.

Apoya la mejilla en la palma de la mano, mirando a su alrededor con desinterés. No quiere molestarte cuando estás trabajando. Prefiere meterse contigo cuando no tienes la nariz en el periódico. Así puede tener toda tu atención para él.

Sus ojos se vuelven hacia atrás, percibiendo un movimiento que proviene de ti.

Haces click con tu bolígrafo, con el rostro arrugado ante el papel en el que estás trabajando.

Ah, ahí va otra vez, dice, divertido.

Alcanza el papel y te lo arrebata. Frunces el ceño: "Oye, devuélvemelo. Estaba escribiendo algo". Extiendes el brazo para tomarlo, pero Shousuke lo detiene y lo aleja aún más.

Además de reunirse para conocerte mejor, también puede aprender tus hábitos. Las pequeñas cosas que él cree que no te das cuenta de que haces. Ahora incluso puede enumerar esas pequeñas cosas que hacías inconscientemente.

Como ahora. Cuando estás frustrado con algunas partes de tu trabajo, tiendes a hacer clic con el bolígrafo. Parece que no te das cuenta de que el chasquido constante molesta a algunos clientes cercanos aunque no sea tan fuerte, pero con una mirada a su cara, se olvidan de ello en un instante y se deshacen en elogios hacia él.

Su presencia aparentemente les permitió dejar pasar tu hábito. No es que le importe. Cualquier cosa con tal de mantener ese ceño fruncido.

Ese no fue el único hábito tuyo que noto.

Era el otro día, cada vez que veías un gato y lo mirabas fijamente, te volvías loca y te alejabas de él para acariciarlo. Sería totalmente normal, si no les hablas como si fueran un bebé, arrullando y mimandolo. La gente pensará que estás loca, a menos que tú mismo seas un amante de los gatos. En realidad, él no piensa que seas rara, ha visto a su madre hablar con los gatos como si fueran un bebé cuando era niño. Nunca pensó que fuera algo fuera de lo normal hasta que no hace mucho se puso a navegar por internet.

No sabe por qué, pero envidia al gato y quiere intercambiarse con él si puede.

Tendría sentido por qué siempre llevas bocadillos de gato para todas partes y en algunas ocasiones los compres. Oh, ¿es por eso que vio que los compraste en la tienda de convivencia?

Senpai︱𝘚𝘩𝘰𝘶𝘴𝘶𝘬𝘦 𝘒𝘰𝘮𝘪 ー ! ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora