06| El Cuadro de Despedida

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Kai


—Tengo algo que decirte.—Sujeto el brazo de Liam, mis ojos buscando los suyos con una mezcla de emoción y tristeza.—Debo irme. Arlington era solo un lugar para quedarme un tiempo.

Él se queda en silencio por un momento, procesando mis palabras. Luego, una sonrisa de alivio se dibuja en su rostro.

—Ahh, entiendo. ¡Qué alivio! Por fin tendrá un final toda esta mentira y podré seguir con mi carrera artística.

Su entusiasmo es contagioso, y no puedo evitar sonreír también. Pero entonces, su expresión se vuelve seria por un momento.

—¿Y qué le diremos a la prensa? —pregunta, su tono lleno de curiosidad.

Respiro hondo, preparando mis palabras.

—Les diremos la verdad—respondo con determinación—. Que hemos decidido seguir caminos separados, pero que seguimos siendo amigos y apoyándonos mutuamente.

—Me parece bien.

—Y podrás seguir subiendo videos de slime y sirenas captadas en cámara—añado con una sonrisa, tratando de aliviar la tensión.

Liam se ríe, recordando sus videos virales.

—Como si no tuvieras un pasado del cual es mejor olvidar.

—Pues sí, lo tuve. Le cortaba el pelo a mis niñeras, perseguía con cuchillos por mi casa a mis amigos, les mordía las cabezas a las Barbies de mi prima, jugaba con los fósforos y una vez casi prendo fuego mi casa. Así que sí, tengo un pasado del cual es mejor olvidar.

Liam me mira con una mezcla de sorpresa y diversión.

—Eras Chucky, It, Scream, todo en uno.

—Podría decirse—digo, soltando una carcajada.

Liam comienza a caminar hacia la entrada y yo lo sigo detrás. Busco las llaves en mi bolsillo y las saco para girar el picaporte. Cuando doy la última vuelta a la cerradura, él abre la puerta.

—No te vayas, por favor—digo, mi voz casi un susurro.

Liam se detiene y se vuelve hacia mí, con una ceja levantada.

—¿Acaso me vas a dar un cheque de cien mil dólares?

—No, te quería pedir si me puedes dibujar en un cuadro como último recuerdo juntos.

Liam me mira por un momento, luego suspira y entra nuevamente a la casa, cerrando la puerta detrás de él.

—Está bien, pero solo porque es la última vez—dice con una sonrisa.

Buscamos un lugar cómodo para el dibujo. Me quito la camiseta dejando ver mi torso.

—¿Qué estás haciendo?—pregunta, con nerviosismo.

—Si quieres un buen cuadro, necesito estar cómodo y relajarme—respondo con naturalidad, quitándome también los pantalones hasta quedarme en ropa interior—. Así podrás capturar mi esencia.

Observo cómo traga saliva, intentando concentrarse en el trabajo.

—Necesito los materiales, ¿cómo quieres que te haga un cuadro si no?—digo, señalando el baúl en la esquina.

Me dirijo al baúl donde guardo mis materiales de dibujo. Al abrir la tapa, un suave crujido resuena en el aire, revelando un mundo de colores y texturas que habían permanecido ocultos por el tiempo. Los aromas del óleo y el lápiz carboncillo emergen como ecos de mis viejas pasiones, rememorando las horas dedicadas a la creación. Mis manos recorren las herramientas que un día fueron extensiones de mi ser: pinceles de diferentes tamaños, cada uno con su propia personalidad, y tubos de pintura que esperan ansiosos volver a cobrar vida en el lienzo.

—Tuve una faceta de mi vida que me apasionaba pintar.

—No tenía idea.—Sus ojos se abren como platos al ver todos los materiales—. ¿Y qué pasó?

—Entre giras y conciertos, el tiempo libre es escaso y la sensación ha cambiado. Lo intenté hace unos meses y fue un desastre. Por eso quiero que tú me pintes ahora.

—Eso haré—dice, tratando de sonar tranquilo—. Solo... ponte en una posición cómoda.

Me tumbo en el sofá, estirándome con una sonrisa relajada.

—¿Así está bien?—pregunto con una sonrisa traviesa.

—Perfecto—responde, con una voz un poco más aguda de lo normal.

Comienza a dibujar, tratando de enfocarse en cada línea y sombra. Pero cada vez que levanta la vista y lo veo tan intranquilo, me siento tentado a bromear.

—¿Te pones nervioso?—pregunto con un tono juguetón.

—No, claro que no—responde rápidamente, aunque observo cómo sus mejillas se sonrojan.

Me río suavemente, disfrutando de su incomodidad. Trato de no moverme para que pueda captar todo en el cuadro que quedará como recuerdo de nuestro fugaz encuentro. Un amor falso para las cámaras. Fue lindo conocer a Liam. Muy lindo en realidad.

—¿Te falta mucho?—inquiero con desdén, alzando una ceja.

—Ya casi termino.

Después de mucho esperar, Liam gira el cuadro para mostrarlo; está lleno de colores vibrantes en lugar de los fríos que lo rodean. La imagen es tal cual soy, desde mi cabello lacio hasta la forma de mis pies. Cada trazo, realizado con precisión, refleja su profesionalismo.

—Eres todo un artista—digo, impresionado por la obra frente a mí.

—Un artista no es nadie si no tiene a nadie que pintar. Así que parte del crédito es tuyo.

—Si esta es la última vez que vamos a vernos, déjame que te pague.

Aproximo mis labios a los suyos y agarro su cintura. Sus ojos se abren con sorpresa, pero no se retira. En lugar de eso, cierra los ojos y se entrega al momento, nuestros labios encontrándose en un beso lento y profundo. Su cuerpo se relaja contra el mío, y el calor de su piel contra la mía es reconfortante y electrizante a la vez.


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Hi!!!

 Perdón por estar desaparecida es que el trabajo y la universidad me tienen muy ajetreada, pero volví les prometo que actualizaré más seguido .

¿Qué les pareció este capítulo? 

Soy la peor por dejarles con ese sabor amargo de querer más, pero les tocará esperar. JAJAJAJAJJJA

CHAUUU


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⏰ Última actualización: Jul 22 ⏰

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