Parte 1.
El sub-realismo de las palabras".Días después.
Walter, Walter nunca fué mí padre, y nunca lo va a ser. Aunque tenga su apellido.
Soy adoptada y estoy consciente de ello, aunque me hallan cuidado como su hija biológica y mis hermanos como una hermana más, yo nunca voy a ser de esta familia. Aunque no sean mis hermanos biológicos, yo los amo, pero lastimosamente, no soy de su sangre.
Eso es lo que sonaba en mí cabeza 24/7 después de eso. Yo, estando en la cocina, esperando a que se hicieran los pochoclos, limpiando la mesada antes de recibir a mis amigos para que se quedarán a dormir, escuché que alguien abría la puerta.
Mierda...
No podía ser Walter, ¿o si? No tenía muchas ganas de verlo, ni tampoco tendría que estar ahí a esa hora, tendría que haber llegado mañana por la mañana. Pero lo ví, llevaba un traje, pero solamente la camisa y la corbata, lo demás creo que se lo había metido por el culo. Parece que venía de una junta laboral.
Se acercó a mí y dejó sus llaves en la mesada, donde yo estaba limpiando con un trapo húmedo. Su colonía era fuerte, pero extrañamente rica. Dí unos pasos hacia atrás, me dí la vuelta y fingí limpiar la otra mesada, donde se encontraban los platos secándose.
Me tensé.
Apreté el trapo humedo que tenía en la mano.
Los dos no dijimos nada, pero era evidente la tensión entre los dos
—¿Donde están los demás? Ya es tarde.
Puse el trapo en su lugar y dí la vuelta para verlo a la cara. Nerviosa.
¿Que mierda le importa donde estaban los demás? Pero por alguna razón, tenía la necesidad de responder siempre a sus preguntas boludas.
—Raphael se fué al cumpleaños de su amiga, Asael y Liam se fueron con unos amigos a no se donde, y mamá a la casa de su hermana, me dijo que capaz llegue mañana por la tarde.
El me miró con detenimiento, con los brazos cruzados. Algo parecía molestarle.
—¿Por qué a la casa de su "hermana"? Todavía, después de años, no te acostumbras a decirle Tía.
Quise cambiar de tema.
—Pensé que ibas a llegar mañana. —Puse mis manos detrás de mí espalda para que no notara que me temblaban. —Por eso invité a Edith y a Benjamín a casa, para que se quedarán a dormir.
—¿Con que permiso? —Me preguntó arrugado las cejas.
—Mamá me dió permiso, si queres le podes preguntar. Aparte, ya tengo todo preparado como para que me obligues a cancelarlo.
—No te voy a obligar a cancelarlo, Ava.
Me sorprendí al escuchar "ava" el nunca me llamó así, ni con cariño, pero esta vez, sí...
—Pero no me gusta que venga ese Benjamin a casa. —Dijo acercándose a mí.
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Yo no soy la hija de Hood.
Gizem / GerilimNo hay nada más lindo que un perdón de los padres, pero ¿hay algo más lindo que eso? O ¿mas horroroso que un padre le podría hacer a un hijo? Todos cometemos errores, pero algunos errores, no se perdonan. Alba Hood, quiere revelar la verdad entre...