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EN UNA NOCHE DE PRIMAVERA DE TERCER año en la que el clima estaba extremadamente hermoso y cálido, Sirius Black y Leah Potter tuvieron su primera vez con el otro.
Si bien la experiencia duró toda la noche, no era algo de lo que se arrepentían (¿Que hay mejor que perder algo tan importante como la virginidad con alguien que sabes que siempre vas a apreciar?) y, en el caso de Leah, le había gustado, ambos llegaron a la conclusión de que era algo que no se volvería a repetir ni hablar.
Entonces, Leah ya había tenido su primera vez y ya había tenido otros encuentros con otros hombres. Sin embargo, seguía existiendo algo muy importante en su mente: la primera vez con una mujer.
Siempre había pensado que su primera vez con una mujer sería con la mujer de su vida, Lily Evans. Sin embargo, desde que Marlene McKinnon, una de las chicas más lindas que había visto Leah, anunció que le gustaban las mujeres, pasaba más tiempo en algún rincón del castillo con la rubia que con su mejor amigo.
—No puedo creer que te gusten las mujeres —dijo Marlene luego de su primera vez, mientras acariciaba el cabello de su compañera—. Siempre creí que te gustaba Black.
Leah rió. —Todos piensan lo mismo, pero en toda mi vida solo he amado a una mujer y no creo que eso cambie.
Ambas habían acordado que sus encuentros serían solo sexuales, nada de sentimientos entre ellas. Sus corazones ya pertenecían a otras mujeres y ambas debían saberlo desde el principio.
—Nos vemos luego, Potter —dijo Marlene guiñándole el ojo a su nueva amiga cuando llegaron al comedor, para luego dirigirse con su amiga de Hufflepuff.
—No sabía que eras tan amiga de Marlene, Leah —comentó Lily, quizá fue la imaginación de Leah, pero su tono no fue tan amable como solía serlo ("¿Celos, quizá?" pensó Leah "Ojalá así fuera, sería un avance")—. Desde que anunció que es lesbiana, muchas chicas se alejaron de ella porque les incomodaba o algo así, no lo entiendo, así que es lindo ver que no eres igual a ellas.
Fueron pocas palabras, palabras que diría cualquier persona buena, como Lily, pero algo en el corazón de Leah se aceleró. Claro que todo se vino abajo cuando James abrazó a su novia.
—¡Leah! Es tan bueno verte, últimamente ya casi no te veo y eso que somos de la misma casa y tenemos casi las mismas clases, ¿dónde andas? —dijo su hermano con una sonrisa que ella ya sabía que significaba: su hermano claramente sabía donde estaba y con quien, todo gracias al mapa merodeador.
—Después hablamos —dijo Leah. Sinceramente, lo que menos ganas tenía de hacer era confesar sus encuentros con la rubia enfrente de Lily.
—De hecho, Leah, es verdad que últimamente ya casi no te vemos —dijo Lily, apartando a su novio disimuladamente—. Se que no somos amigas, pero me da curiosidad, ¿acaso tienes novio y no se lo contaste a nadie?
—De hecho... —Leah trató de buscar alguna excusa, pero no fue necesario, ya que Sirius y Remus aparecieron a su lado y lograron que el tema de conversación se desvíe con su llegada.
En algun punto de la conversación, Leah y Lily encontraron un tema en común del cual charlar: la música. James lanzó un comentario criticando a Abba, el grupo musical actual favorito de Leah, y casualmente a Lily también le fascinaba.
Leah nunca había visto a Lily hablando de la manera en la que lo estaba haciendo, emocionada, alegre, y con ese brillo en los ojos cuando hablas sobre algo que te gusta. Era tan lindo que por fin la mujer de su vida esté interesada en hablar con ella después de tantos años. Sentía que podía verla todo el día hablar sobre lo que quisiera, sería tan hermoso compartir su vida con ella, si no fuera que era la novia de su hermano.
Por otro lado, James nunca había notado la manera en la que Leah miraba a su novia, hasta ese momento.
Si había algo que él había aprendido sobre su hermana a lo largo de todos esos años era que Leah era muy expresiva y que sus ojos la delataban, en ese caso, él sabía muy bien lo que sus ojos decían.
Leah Potter está enamorada de la novia de su hermano, Lily Evans.
