Capítulo 2.

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Nigel: 


Entre al departamento y dejé el saco sobre el sofá, por el pasillo salió Mary usando una bata de seda color blanca, se acercó a mi y sonrió. 

—Hola mi amor —dijo ella— ¿Cómo te fue?

—Bien linda, estoy un poco agotado.. 

Ella me dio un abrazo, pero luego se alejó y frunció el ceño, no de nuevo. 

—Hueles a perfume barato —murmuró— ¿Con quién estabas?

—Con nadie Mary, vengo de la oficina muy agotado de tanto trabajar... 

—Estás evadiendo el tema Nigel —se alejó de mi molesta—, es obvio que hueles a perfume de mujer, barato por cierto, está impregnado en toda tu camisa, dime ¿la abrazaste? ¿La besaste?

—Dios mio Mary, no puedo con esto... —negué. 

Comencé a caminar hacia la habitación ignorando sus gritos. Ya estaba agotado de tantas peleas por lo mismo, celos. 

No se en que momento nuestro matrimonio se convirtió en una guerra innecesaria por celos. Aún no lo comprendía, yo la amaba, amaba todo lo que era ella hace un tiempo, pero después que nos casamos ella comenzó a tener comportamientos extraños. 

Ya nada quedaba de aquella mujer de la que me enamoré, ya nada quedaba de su dulzura, su sencillez, nada. No quedaba nada. Siempre me esmeré en darle amor, que nada le faltara pero ella siempre estaba desconfiando de mi. 

No se por que lo hacía, jamás le he dado motivos para que ella pensara una cosa como esa, si literalmente mi mundo era ella. 

La sigo queriendo por que es mi esposa y le prometí que la cuidaría en el altar, pero ella misma apagó el amor que sentía por ella. 

—¿Por que me dejas hablando sola Nigel?

—Por que no tengo nada que decirte —espete molesto—, no hay un solo maldito dia en que llegue a casa y no discutas conmigo por cualquier cosa, me estas cansando. 

—Sabes muy bien que no peleo sin motivos. 

—¡Si lo haces! —le grité— Cada noche, cada vez sales con algo distinto, siempre me estás inventando una mujer distinta, no se que demonios te pasa. 

—¿Sabes lo que me pasa? Que te quiero aquí Nigel... No puedes dejarme, soy tu esposa. 

—Eres mi esposa, si. Pero entiende que no puedo estar atado a ti todo el día Mary, tengo una empresa que manejar, no bebo, no fumo, no tengo amigos, no salgo de fiesta y cuando salgo es contigo. No me dejas hablar con ninguna mujer, quité a mi asistente por ti, te soy fiel... Honestamente no entiendo qué más quieres de mi. 

Estaba agotado de esto. 

No tengo vida social por ella, al inicio lo veía normal pero ya está comenzando a sobre pasar el límite. todos tenemos un límite y yo, estoy a punto de cruzar el mío. 

—Nigel ¿me sigues queriendo?

—Si, claro que lo hago, eres mi esposa... —suspiré— Pero estás siendo demasiado paranoica con todo ¿lo entiendes?

—Lo siento Nigel —ella comenzó a llorar—, es que tengo miedo de perderte. 

—¿Perderme? Por el amor de Dios Mary, estoy aquí, contigo, siendo tu esposo pero debes sacarte de la mente de que te seré infiel por que no es así, sabes que no soy ese tipo de hombres, yo te respeto. 

El Dilema de Dannielle. |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora