Capítulo 5.

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El mal causa que los hombres se junten.
Aristóteles

—¿Acaso tú nunca sonríes?

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—¿Acaso tú nunca sonríes?

El oficial Raichi parece tener la expresión de enojo tatuada en el rostro, así que a Kurona no le sorprende en lo más mínimo cuando en la mínima fracción de segundo que desvía la atención del camino para mirarle, tiene el ceño fruncido.

—No veo qué razones tendría para sonreír justo ahora. Vamos a la escena de un crimen.

—Si me amargara por cada vez que ocurre un crímen, nunca sería feliz. —responde Ranze, quien simplemente tiene una expresión calmada. —A fin de cuentas, a esto nos dedicamos. Por más éxitos que tengamos, siempre nos llamarán para atender las malas situaciones.

El rubio se quedó en silencio,  pudo notar que simplemente asintió en silencio manteniendo su mala cara. Kurona no hizo algún otro intento de entablar conversación y simplemente se mantuvo en silencio por lo que restó del viaje.

Al llegar a la escena del crimen, se encontraron con un par de patrullas, el equipo forense y las comunes cintas policiacas que acordonaban el área y un par de personas mirando murmurando de forma nada discreta. Y no es para menos, siendo está una situación nada común, supone que la mayoría ya tenía al menos una idea de lo que había sucedido.

—Kurona Ranze, agente especial de la Sección de Investigación Criminal de la Agencia Nacional de Policía. Un gusto. —Se presentó ante el forense luego de saludar cortésmente a los oficiales afuera del lugar.

—Barou Shoei, forense principal. —respondió escuetamente.

—Curioso ver un forense aquí aún cuando la víctima sobrevivió. —comentó Ranze, intentando no contagiarse de la brillante y animada actitud de sus acompañantes.

—Me encargué de las últimas dos escenas del crimen relacionadas al caso de este asesino. Así que el Jefe de estación solicitó mi presencia aquí para explicarle lo que les sucedió a falta de los cuerpos que ya fueron cremados. Aunque le dije que sería una perdida de mi valioso tiempo.

—Bueno, no le hagamos perder más tiempo. Puede decirme de una vez todo lo que usted crea relevante y luego irse. Claro, siempre que me permita llamarlo de ser necesario de tener alguna pregunta. ¿Le parece?

—Mientras no me haga tener que volver aquí de nuevo, acepto. —contesta Barou cruzándose de brazos, a lo que el más bajo asiente, caminando detrás de él hasta el interior de la bodega. —La víctima fue encontrada aquí en el centro de la habitación.

—Fue igual con las demás víctimas ¿Cierto?

—Correcto. Siempre deja a sus víctimas en el centro de la habitación.

—¿Notó algo extraño en esta ocasión?

—La cantidad de puñaladas que le infringió a la víctima está vez fue un poco mayor a la de la primera víctima, pero pocas menos que a la segunda.

Distrito Rojo | RinSagi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora