Soy invisible, simplemente porque la gente se niega a verme.
—Ralph Ellison.—En resumen... Aún no tenemos nada. —Isagi volvió a sorber de su gaseosa luego de suspirar con resignación. Nikko se veía molesto, apuñalando con el tenedor un camarón que quedaba en su plato.
—No puedo creer que no me dí cuenta de algo tan obvio. —murmuró.
—Ya supéralo de una vez. No es para tanto, a cualquiera le puede suceder. Yo tampoco lo había pensado y soy mayor que tú.
—Tu incompetencia no me hace sentir mejor.
—Pequeño imbécil... —Isagi siente que su ojo izquierdo tiembla ligeramente debido a la molestia. Lamentablemente ya todos están acostumbrados a los arrebatos repentinos del integrante menor del equipo junto a su nulo respeto ante la autoridad en ocasiones. —Solo intentaba ayudarte.
—Lo sé. Y lo siento, pero es que detesto que el anciano me lo haga ver todo como si fuera demasiado sencillo y yo un idiota por no verlo. —Se quejó Ikki.
—Estoy seguro que no te lo dijo así, simplemente te lo tomaste de la peor manera posible como haces cada vez que Karasu te corrige.
—Detesto que lo haga.
—Sí, pues es tu jefe. Entre tus opciones solo te queda aguantarlo, pedir un traslado a otro equipo o esperar hasta que se jubile, lo cual no pasará pronto. —comentó Yoichi removiendo lo poco que quedaba en su vaso, riéndose un poco. —Pero hablando seriamente, él no lo hace en mal plan. Honestamente se está tomando muy a pecho el enseñarte algo, Nikko. Deberías agradecerlo. Cuando el nuevo era yo, él no me hablaba para más que hacer una lista detallada de cada uno de mis errores al final del caso.
—¿Quieres decir que es indulgente conmigo?
—Quiero decir que Karasu es un cabeza dura que finalmente entendió que puede ser una mierda todo el tiempo o hacer el intento de ayudar a los agentes a mejorar, lo cual no es su obligación pero es lindo ver que lo está intentando. No seas tan duro con él.
—¡Él se mete conmigo!
—Es el jefe, puede meterse con cualquiera de nosotros si quiere. Además, el buró lo ama. Reemplazarían a cualquiera de nosotros sin dudar si así lo quisiera él.
Yoichi solo estaba siendo honesto, en parte, siente que Ikki es demasiado arrogante y Karasu no es mal sujeto pero es ciertamente extenuante hasta cierto punto debido al egocentrismo que tanto lo caracteriza.
—Oigan, que descaro. ¿Tanto costaba esperarme para comer?
Kurona los sorprende, apareciendo por la puerta de la oficina que ocupan con un par de bolsas de comida.
—Tardaste una eternidad. —Le responde Isagi.
—Habría llegado antes de no ser por tu pequeño encargo. —contesta, entregándole una de las bolsas. —A Raichi no le hizo nada de gracia desviarse del camino para comprar la comida del "Maldito imbécil".
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Distrito Rojo | RinSagi.
Fanfic[Short-fic] «El silencio nos mantiene vivos» Un par de asesinatos han sido cometidos en los callejones oscuros de Isezakicho, el Distrito Rojo de Kanagawa. La última víctima, indudablemente afortunada, pudo escapar de las garras de la muerte con la...