3.

124 18 9
                                    

La voz de Harry era un suave susurro acompañado de una melodía desconocida, a lo lejos. Intentaba encontrar palabras en su cantar, sin embargo el sonido era tan leve que no podía escucharlo, incluso desde la sala, mientras él estaba en la cocina, preparando el almuerzo.

Era el segundo día en la casa. Agradecía no tener que desempacar porque la silla y ella aun no eran mejores amigas, pero también le preocupaba que Harry hubiera sido quien desempaco y encontró sus bragas desgastadas y aquella colección de juguetes sexuales que había conseguido en cuanto se había mudado sola. Aunque algo le decía que sería peor si hubiera sido su madre, así que simplemente decidió evadir el tema cuando abrió el segundo cajón de su nueva mesa de luz y vio su succionador allí.

Su madre jamás lo hubiera puesto ahí. Bueno, quizá había sido Harry, después de todo.

Aún intentaba escuchar, mientras sus pensamientos le recordaba aquel curioso aparato y mientras más intentaba hacer rodar las silla en silencio, está más parecía querer hacerla dejar en evidencia. Pero es que no todos los días tienes a tu artista favorito cantando en soledad. Debía ser una afortunada, o al menos lo sería si aquella maldita silla le permitiera pegar su oído en la puerta y escuchar qué es lo que el hombre cantaba, mientras el sonido de la cocina rellenaba el silencio de la ausencia de instrumentos.

Bufo con frustración. Era evidente que no iba a irse con la suya, así que se dio por vencida y empujo aquel aparatezco hacia la sala, en donde Colazione estaba jugando, enredado en una pluma púrpura a la cual solo le quedaba muy poca vida.

— Creí que estarías en tu habitación —, si hubiera esperado escuchar la voz de Harry, la voz de Olivia era lo último que esperaba.

Se giró y maniobró la silla con dificultad, intentando no enredarse en la alfombra impoluta en el suelo.

— Si, bueno —, la miró un momento y desvió la vista hasta la puerta a su espalda. Esperaba que Harry la rescatara de aquella intrusiva compañía. — Aunque es muy bonita y cómoda, me gustaría poder pasar tiempo fuera de la cama, estuve allí demasiado tiempo —, explica.

Intenta ser amable. Después de todo ella es una invitada allí, y Olivia vive con Harry hace meses, incluso aunque fuera en contra de su voluntad. No quería problemas, al contrario, de alguna manera esperaba que su presencia pudiera aligerar los enormes pesos que llevaba Harry en sus hombros, a causa de su accidente, el contrario, la filmación y una pandemia frenando su gira mundial.

— Entiendo que sabes que Harry y yo somos pareja y —

— Harry me contó lo necesario, Olivia. No hace falta que finjamos aquí dentro. Desearía que todos estén cómodos, incluso cuando la situación no es la deseada. En serio, no tienes porque sentirte invadida. Entiendo que no quieres estar en esta situación tanto o más que yo, así que, intentamos pasarlo bien ¿no crees? —, la interrumpe. Sabe que su ojos destilan una vibra parecida a una serpiente.

Sus ojos verdes la analizan. Sam casi puede ver como su pupila se alinea y se vuelve vertical, pero es su lengua remojando su boca la que le recuerda a un reptil, a punto de atacar.

— ¿Crees que ahora son amigos? ¿Que lo conoces? —, Sam inclina su cabeza. Cree no estar atendiendo con exactitud, sin embargo cuando está a punto de preguntar, Olivia está más que contenta de poder aclararlo. — No quisiera que una niña como tú saliera lastimada de esto, ¿sabes? Es necesario que entiendas que Harry solo desea cuidar su imagen, como el resto de nosotros.

— ¿Nosotros? —, pregunta, perdida.

— Claro, cariño. Las estrellas. —, Olivia camina hacia ella en sus vans, las cuales cree haber visto alguna vez en Harry. — Él y yo pertenecemos al mismo tipo de personas, mientras tú perteneces al mundo de los mortales. Cuando todo esto termine —, la mujer señala su silla y luego sonríe, macabramente. Ahora su imagen le parece aún más a una serpiente, una animada, una que podría ver personificando el diablo en una historia para niños. — él volverá a su vida normal. Así que no te acomodes a esta vida. No te encariñes con él y no dejes que ese acting de hombre mortal te encandile. Recuerda de quién estamos hablando.

The color of his eyes | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora