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—¡Harry! ¡Debo aprender a hacerlo sola! —,chilla, sentada en la cama, intentando colocarse las zapatillas, sin embargo el hombre está arrodillado en el suelo, alejando la prenda de su alcance, con una sonrisa celestial en la boca y una risa a punto de salir cuando Sam intenta tomarla entre sus dedos.

— No tienes que aprender a hacerlo, para eso estoy yo aquí, ¿o no? —, pregunta él, retóricamente, pero claro, Sam no va a quedarse callada.

— Harry, por favor, ya hemos hablado sobre mi independencia —, le dice, cruzándose de brazos, por que hace que el británico pusiera atención, aunque aún sin dejar de sostener aquella zapatilla colorida.

— Y ya te he dicho que el egoísmo no me lo permite —, le responde, alzando una ceja con diversión, a lo que Sam responde con un bufido de frustración. Harry sonríe, dejando un beso suave en su frente y entregándole la zapatilla.

Ambos se llevaban de maravilla y aunque a Harry le costaba un poco despegarse de las necesidades de Sam, comenzaba a entender el porqué necesitaba ser independiente, así que aunque le cuesta, intenta dárselo.

— Gracias —, murmura, intentando no hacer evidente el hecho de que sus mejillas se ponen rojas de inmediato, aunque es poco probable, puesto que Harry es demasiado atento a los detalles, sobre todo aquellos que le permite burlarse y hacer una broma al respecto.

Ha tenido tiempo de analizarlo, aunque solo han estado dos días allí, en el hospital siempre parecía una persona tímida con los demás, sin embargo amable y muy dulce. En cuanto a las personas que conoce, Harry es demasiado juguetón y siempre está intentando llevar alegría a quienes tienen el honor de recibir su presencia. Es atento, dulce y muy desinteresado en sus acciones, aunque no le sorprende, siempre había esperado eso de él.

Tiene defectos, por supuesto, varios de ellos. Es algo egocéntrico y también algo egoísta, un poco malhumorado cuando las cosas no salen como las quiere, sin embargo eso lo hace el mismo, y a Sam le encanta encontrar en él aquellos pequeños defectos que la hacen notar que a diferencia de lo que Olivia cree, Harry es humano.

A Sam le agrada Harry, no solo Harry Styles, a Sam le agrada incluso cuando está molestando o en completo silencio. Le agrada cuando está demasiado concentrado y parece más serio de lo que realmente es. Le agrada cuando está hablando sobre algo que lo apasiona y parece que en sus ojos habitarán todas las estrellas del universo. Simplemente le agrada y eso, de alguna forma, la tranquiliza, porque ha estado con aquel fantasma de la incertidumbre durante toda su vida.

— ¿Lista? —, pregunta, mientras ella hace los nudos en sus zapatillas y entonces asiente, lo que hace que el hombre, casi sin ningún tipo de esfuerzo, la levantara en brazos y la dejará, perfectamente acomodada en su silla.

— ¿Sabes que tendré que aprender a hacer eso sola, verdad? —, pregunta y él niega con la cabeza.

— No mientras esté vivo —, responde, casi dramáticamente, haciendo que casi sonaba como una línea de película.

Sam rueda los ojos y entonces comienza a andar, esta vez Harry va a su lado, lo cual le agrada, debido a que puede controlar la silla y aprender, incluso cuando está tan fastidiosamente dura aún. Ambos se dirigen hacia el patio, por lo que Harry la ayuda a bajar la rampa que han hecho en la entrada y cuando están frente a la camioneta, Sam nota que es una en donde su silla entra perfectamente, lo que hace que lleve su atención al castaño quien abre la puerta.

— Por favor, dime que no compraste una camioneta solo por esto —, le pide y entonces Harry ríe, tomando las manijas de su silla y empujándola dentro de la lujosa y cómoda camioneta.

— Entonces no te lo digo, princesa —, le dice, a lo que Sam responde con una mirada de mil muertes.

El camino, como siempre, lleva a una conversación sin sentido acerca de cualquier cosa que se les ocurriera a sus mentes brillantemente encendidas. Alguien maneja, Sam no lo conoce, sin embargo Harry se lo presenta como Robert y le dice que es un chofer que ayuda a Harry en ocasiones. Cree reconocerlo de alguna parte, pero no recuerda de donde. Probablemente de alguna foto en su mejor etapa de fangirl, aunque seguía siéndolo, solo que su ídolo estaba sentado a su lado probando filtros de Instagram y haciendo caras estúpidas en fotos que normalmente no vería, solo porque no lo conocía.

The color of his eyes | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora