💗Extra no. 2📝

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Los dulces rayos solares de la mañana acariciaban los enormes ventanales de aquel elegante edificio cuyos trabajadores ingresaban para dar inicio a otro dia laboral. El cielo se encontraba despejado con unas pocas nubes luciendo como espuma esponjosa que se veían tan suaves y espesas a la vista.

Para ser las 7:28 AM el pelimorado ya se encontraba más despierto que dormido, como usualmente siempre se mantenía en las mañanas después de levantarse de su amada cama para cumplir su rutina de aseo y emprender camino junto a su progenitor a la empresa. A pesar de llevar más de un mes con dicha rutina aún le costaba madrugar por su cuenta, pero a diferencia de otros días en ese momento se encontraba imperativo como si fuera un atleta que esperaba el disparo para salir corriendo, puesto que la noche anterior no dejaba de rodar por su cabeza.

Su corazón se había mantenido bailando sin descaro desde que abrió los ojos recordando al instante el propósito que tenía por cumplir esa mañana, y no se refería totalmente al trabajo. Los sucesos de la velada de ayer fueron la respuesta directa para sus dudas, pues, aparte del asombroso beso que había recibido también había dialogado con el moreno acerca de aquel sueño preguntándole indirectamente sobre el contrato.

Por fortuna las respuestas que había recibido fueron muy alentadoras, positivas y sobre todo alejadas del egocentrismo o la avaricia. Gracias a ello había decidido de una vez por todas que sin duda su enamorado merecía una buena acción de su parte y no solo eso, también merecía esa oportunidad.

" Si tuviera una oportunidad como la que dices, sin duda la aprovecharía en grande, poder llegar alto, enamorar a las personas con mi arte y sobre todo hacer sentir orgullosa a mi madre es lo que más deseo"

Sip, estaba decidido a darle esa oportunidad no solo por ganarse su corazón sino también porque si los papeles fueran distintos, él también querría una oportunidad así. Suspiró profundamente buscando las palabras correctas para hablar con su progenitor sobre el tema, por fortuna esa mañana se encontraba él solo en la oficina ya que su padre había tenido que ir a otra empresa para mostrar un futuro proyecto, por lo tanto estaría llegando más tarde dándole tiempo para plantear su plática. Suspiró por milésima vez armando un discurso en su cabeza imaginando como hablarlo frente a su mayor y sin fallar en el intento, creando también un plan B si las cosas se ponían difíciles.

El sonido de la puerta siendo tocada lo puso alerta, se enderezó en su lugar respirando profundo tratando de aflojar el nerviosismo y la ansiedad que se cargaba.

— Adelante — hablo dándole acceso a la otra persona.

La puerta se abrió suavemente mostrando a un hombre de unos cuarenta y cinco años, su cabello negro que mostraba algunas canas estaba peinado elegantemente, su traje oscuro estaba pulcro resaltando la limpieza de la camisa blanca de vestir que estaba perfectamente planchada al igual que el pantalón que hacía juego con los elegantes zapatos negros y como último detalle una corbata roja adornaba su cuello varonil.

— Hola Jinnie — saludo amablemente, su voz ronca  haciendo eco en la habitación — Ufff, ¿Puedes ayudarme con esto?— mostró un manojo de royos blancos que se trataban de planos.

Jin asintió acercándose rápidamente a su progenitor tomando entre sus manos aquellos pesados planos. El mayor cerró la puerta y se encaminó al escritorio dejando sobre el su portafolio, soltando un suspiro aflojó su corbata y se sacó el abrigo permitiendo que su cuerpo respirara libre.

— Hay no... ya estoy viejo para esto — hizo una mueca de disgusto mirando los planos mientras Jin los colocaba en el escritorio.

— ¿Y subiste las escaleras con esto en brazos?— cuestionó el pelimorado observando con sorpresa a su progenitor. El señor jadeo sorprendido.

El chico del taxi  (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora