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Erik seguía dándole vueltas a todo lo ocurrido hacía apenas una media hora. El entrenador Francisco les había recordado que las pruebas se estaban cronometrando, y eso no ayudaba en absoluto respecto a tranquilidad. Si de verdad querían impresionar a Mateo tendrían que esforzarse. Además, para añadir más presión, había escuchado a varios grupos, que se habían reunido también en el barco, hablar sobre lo cerca que estaban de encontrar su objetivo. Aún así, intentaba estar tranquilo, pues habían dado con una cueva cuya entrada no aparecía en ningún mapa. Esperaba que hubiesen acertado, pero no quería hacerse muchas ilusiones por si acaso.

-¿Estás bien? -Una voz le sacó de sus pensamientos.

Desvío su mirada hacia Dani, quien le había hablado, que seguía pilotando su lancha en dirección a su zona.

-Sí, ¿por qué preguntas? -contestó después de un momento.

-No sé, te veía pensativo -Se encogió de hombros Dani.

Respecto a su compañero. También habían cambiado algunas cosas. Ya no se sentía ese odio mutuo en el ambiente, cosa que Erik no hubiese imaginado nunca. Aunque no llevaban mucho tiempo en la misión, parecía que ya se estaban acostumbrando el uno al otro, aunque aún tenían algunos roces.

-No es nada, no te preocupes.

Dani asintió. Intentaba pensar en la misión, en otras cosas, pero siempre volvía al mismo tema. ¿Y si se pasó al hablarle así a su padre días atrás? No habían vuelto a verse a solas después de esa conversación y la sensación de haber hecho algo mal le pesaba. Haría algo la próxima vez que le viera, ¿se disculparía? No tenía del todo claro que es lo que quería hacer. Era culpa de su padre, ¿no? Tal vez hubiera exagerado él mismo...

Ya estaba otra vez, tenía que dejar de pensar en ello...

Miró hacia el cielo, queriendo encontrarse de cara con un azul claro con alguna nube salpicada, pero se encontró todo lo contrario, parecía a punto de llover.

-Dani... -El nombrado se giró hacia Erik, que también miraba hacia arriba-. Ha cambiado en tan solo unos segundos.

Se miraron unos segundos, buscando en los ojos del otro alguna idea.

-¿Crees que deberíamos volver? -preguntó Dani mirando hacia delante, les quedaba bastante poco para llegar a su zona.

-Yo seguiría -dijo Erik pensando en sus opciones.

Dani vio cómo las primeras gotas de lluvia caían en su lancha y en la superficie del agua.

-¿Estás seguro? -dudó Dani.

Hubo un momento de silencio tan largo que el chico pensó que Erik no iba a responder.

-Tardaríamos más volviendo que avanzando -dijo Erik más para sí que para su compañero-. Podríamos meter la lancha entre las rocas o en alguna cueva a la altura de la superficie. Volver sería correr mucho riesgo.

Dani, como respuesta, le dio más velocidad a la lancha en dirección a la zona D. La lluvia caía con más fuerza y en el mar empezaban a formarse olas en lo que hacía un momento era una superficie en calma.

Mientras iban llegando, Erik intentaba visualizar una entrada hacia la cueva que habían localizado. Aparentemente no tenía entrada, pero era bastante probable que hubiese un túnel bajo tierra o algo parecido. Si estaban en lo cierto, podría ser que encontraran su objetivo y que terminasen esa etapa de las pruebas. Vio que ya habían llegado a la altura de la cueva.

-Sería mejor que uno de los dos se quedase aquí -sugirió Dani.

-Sí, si quieres bajo yo -se ofreció y le tendió un aparato-. Cógelo, tengo una exactamente igual. Así nos podremos comunicar.

La princesa de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora