IV

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Ya era de noche y obviamente nadie dormía, era un campamento de verano, y, por más disciplinados que se suponía que seguían siendo adolescentes.

Algunos de los primeros habían logrado de alguna manera colar una botella de Sake.

Kageyama se sintió algo abrumado, muchas risas, discusiones por juegos, mucha gente hablando y moviéndose.

Afortunadamente para él los capitanes les aseguraron que sería el único día de juegos nocturnos.

Estaba jugando al póker contra unos del nekoma, pero se sentía solo, como si algo le faltara.

Buscó ese algo con la mirada y entonces lo notó, a Yamaguchi también le hacía falta acompañante, el rubio insoportable con el que siempre estaba

¿Qué mierda?

Una punzada de algo le atravesó el pecho

Un recuerdo reciente de ellos hablando muy cerca del uno del otro en las prácticas, el olor de Tsukishima en Hinata la mañana del camión y la molesta actitud sobreprotectora de Kei sobre Hinata cada vez que un alfa se le acercaba.

Desencadenaron un hilo de pensamientos en la mente de Kageyama respecto a que podrían estar haciendo esos dos en estos momentos.

Era algo casi automático el cómo su cuerpo se levantó, dispuesto a encontrar una respuesta a estas preguntas.

A su mente llegaron imágenes desagradables; Tsukishima tomando lo que era suyo, a Hinata

Suyo

Hinata ya estaba harto, había caminado al menos tres kilómetros hasta la farmacia más cercana.

No le molestaba caminar, más bien era la poca o nula plástica de Tsukishima, no tenía ni la más mínima idea como se la pasaba todo el día con Yamaguchi y el peliverde no se aburría

Estaba acostumbrado a hablar con personas que complementarán las ideas como Kageyama.

En realidad habían ido a escondidas, no solo porque estaba prohibido salir del lugar de noche, sino también porque no querían responder ningún tipo de pregunta.

Cuando abrió la botella de Sake Tsukishima y Hinata huyeron

Shoyo se sintió culpable por no decirle a Kageyama, pero Tobio no era tan fácil de entender.

"¿Crees que hayan notado nuestra ausencia?" Shoyo se sobresaltó, en la media hora que llevaban de camino Tsukishima no le había dirigido la palabra ni una sola vez salvo para dar estúpidas onomatopeyas.

"No lo creo"

"Ajá"

Ahí estaba de nueva otra onomatopeya

"¿Cuáles son los inhibidores que usas?, me refiero a la dosis"

¿Estaba pasando? ¿Tsukishima está hablando?

"Creo que de ochocientos por dosis"

Tsukishima paró en seco

"Eso es muchísimo Hinata"

"Pues, desde siempre ha sido así"

"Que extraño"

"¿Qué?"

"Esas dosis se les suele dar a los alfas, no a los omegas"

"No creo que sea la gran cosa Tsuki"

"Pero sí que eres tonto" se agarró el puente de la nariz desesperado "Que probablemente no encontremos la dosis idiota"

Hinata se quedó en blanco

"¿Todavía te quedas con lo que trajiste verdad?" preguntó Tsukishima

Hinata asintió

"Bueno, lo máximo que encontraremos serán cuatrocientos por dosis"

Y así fue, no se encontraron dosis más altas, la única manera de acceder a ellas era mediante receta médica.

Estaban regresando al lugar del hospedaje y para sorpresa de ambos estaba todo muy calmado, sin música, sin ruido, sin voces, solo tranquilidad.

"Tsuki me adelanto a guardar las cosas" no solo habían comprado las medicinas, sino también chuches, no había mucho en el campamento y no sabían si Nishinoya o Tanaka sobrevivirían sin chuches el resto de la semana.

Shoyo desapareció en la distancia y Kei se quedó en el pasillo pensando en cómo ayudar a Hinata con su secreto.

"Dónde diablos estaban" escuchó la voz de Kageyama detrás suyo

"No te importa el rey"

"Claro que me importa"

"No, no te interesa dónde estamos"

"Si me interesa, Hinata es mío"

"No lo es"

Tsukishima sintió que el alfa de Kageyama se estaba enojando, pero no le importaba en lo más mínimo, total, siempre le gustó ver el mundo arder.

"Hinata no es tú omega Kageyama"

Y ahí algo se quebró en la mente de Tobio

Los pensamientos que se llevaban sembrando en su cabeza desde que cayó el ocaso lo terminaron por trastornar.

Algo fuerte en su pecho ardía y solo quería moler a golpes a Tsukishima

"Kei, ¿has visto a Kageyama?" preguntó Hinata

La mente de Tobio quedó en blanco.

Tsukishima lo apunto y Shoyo lo siguió con la mirada

Solo estaban ellos dos en aquel solitario pasillo, la mirada de Hinata y su corazón latiendo a mil por hora.

Una noche de martirio fue borrada con una sonrisa de Hinata, con eso le bastaba

"¿Qué te ha despertado Tobio?" preguntó Shoyo aún sonriente.

"Quería saber si estabas bien" un hilo de voz, suave e íntimo salió de su garganta

"Claro que estaba bien, fuimos a comprar algunas cosas, mañana te las enseño"

Hinata tomó la mano de Kageyama y se dirigió hacia la habitación.

En algún momento Kageyama se dio cuenta de que sin Hinata no le interesaba el resto de personas.

El miedo tan intenso que sintió al pensar que podría perder a Shoyo lo hizo darse cuenta de que no le importaba en lo más mínimo dónde o por qué, solo quería estar con Hinata.

Amistad, celos, olor a mandarina // KagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora