Capítulo 0

284 63 2
                                    

La pobre sirvienta se encogió de hombros y miró al suelo, buscando un conjunto de palabras que pudiera satisfacer su curiosidad sin dañar su orgullo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La pobre sirvienta se encogió de hombros y miró al suelo, buscando un conjunto de palabras que pudiera satisfacer su curiosidad sin dañar su orgullo.

Era algo difícil, había "insultado" de forma indirecta los ojos que lo convertían en una entidad y único ante todos. Vacíos, ¿Cómo iban a estar vacíos se estaban llenos de colores preciosos?

- No quise decir vacíos, más bien... Fríos ¿Sabes? Es que los ojos brillan, osea. N-no digo que no brillen, pero no me dicen ninguna emoción y normalmente yo sé cuando al-alguien siente algo mirándolo a los ojos -tomo aire tratando de descifrar si estaba molesto o no, levantando un poco a cabeza con miedo. Nada, no entendía nada,- quizás es porque es un grandioso ser divino -busco cualquiera escusa para no quedar mal.

Douma hizo una sonrisa falsa y tomó sus manos, llevándolas a sus frías mejillas. La piel del rubio estaba congelada, como un maldito hielo hasta el punto que dolía el simple tacto.

- Tus palabras suenan tan tontas y torpes, aunque tan verdaderas y honestas. No has buscado mentirme para no enfadarme pero no lo dijiste de forma brusca para no ofenderme ¿Puedes acaso ser más adorable? -reía de forma burlona sabiendo que estaba aterrorizada al ver sus dientes afilados.

Seguro que de un mordisco podría devorarla, un presentimiento tan horrible. Todo su pequeño y diminuto cuerpo tenía un temeroso escalofrío por como el la hacía sentir.

- ¿Verdaderas? ¿Entonces usted no siente nada de nada? -pregunto como pudo balbuceando, el apretaba mucho es mejillas disfrutando de verla tan vulnerable y asustada.

- Eso creo -susurro con ligera ilusión fingida dejándola en shock.

Aunque era mentira, una maldita mentira. Por primera vez en su vida, sintió un ligero cosquilleo en su pecho al tenerla cerca de él, no necesitaba ni siquiera matarla para sonreír.

Era algo tan nuevo, sentía como si hubiera conseguido un premio por ser paciente.

- ¿Y no es triste? Quiero decir, usted es una divinidad ¿Pero está condenado a no sentir nada? -hablo apenada sintiendo lástima por el. Debía ser horrible no sentir nada, ella era muy sensible y sentía todo con tanta fuerza.

Alzó una ceja confundido por su curiosidad, por su lástima, por su... Preocupación, una sincera preocupación.

Ella era tan refrescante, como si hubiera comido un banquete y hubiera disfrutado cada bocado, escuchando los gritos de miedo de sus víctimas.

- Serás mi sirvienta personal a partir de ahora, trabajaras en este sitio exacto todos los días. Nada de limpiar, solo vas a distraerme -reía dando un golpe amistoso en su cabeza con el abanico cerrado, disfrutando al ver cómo cerraba sus ojos con miedo.

Ella era tan peculiar, disfrutaba como un juguete, como su juguete.

___ frunció el ceño sin comprender nada. No solo había ignorado su pregunta de forma descarada si no que ahora cambiaba el cómodo trabajo que tenía, haciendo de él uno mucho más restringido.

- Pero yo no sé nada de ser una dama de compañías, además alguien como usted debería estar en presencia de una mujer preciosa, bien maquillada y esas cosas. Yo estoy despeinada y aún por encima cubierta del polvo que limpio -ladeo la cabeza en confusión poniendo una mano en la cabeza por el golpecito que le dio con el abanico.

Se sentía como un objeto y esa no es la mejor sensación, nunca es una buena sensación. Lo único que ella logro entender es que el la quería como una bonita decoración en su presencia de la que alardear y manipular a su antojo.

- Siempre hablas como si te estuviera pidiendo permiso o preguntando, que graciosa -negaba con la cabeza Douma una vez más ignorando sus réplicas o su opinión.

- Ah -hizo una sonrisa nerviosa con el rostro colorado por la vergüenza en cuanto el desmotro que no tenía ni el más mínimo interés en preocuparse por algo que no sea su propia diversión a costa de los demás.

El demonio con su larga uña acaricio su mejilla bajando por su cuello hasta llegar a su pecho, apuntando directamente a su corazón. Estaba en completo silencio.

No entendía porque razón no sentía ganas de comerla, ¿Acaso estaba sintiendo algo? Cada vez estaba más interesado en ella. Todo era tan novedoso.

- Bueno tengo hambre, llama a otra sirvienta y ve a ver las flores o yo que se -reía Douma indicando que se vaya.

¿Pero no tenía su plato de comida delante? ¿Por qué necesitaba otra mujer para comer? Eso sí era extraño.

- Vale -se levantó de manera respetuosa y fue a buscar otra mujer. Teniendo en cuenta que había ignorado todas sus preguntas no iba a gastar saliva en hacer otras para repetir la misma situación.

Los dos eran curiosos, totalmente contrarios y tenían mucho que aprender del otro. Iba a ser divertido, sobretodo para Douma claro.

Miro al hombre que antes la envío y se acercó a él.

- El señor Douma quiere a otra sirvienta, dice que tiene hambre -susurro con timidez. Sinceramente, ella creía que se iba a enfadar porque ella no había logrado el cometido que le pidió.

- O-oh... Entendido -parecía que había entrado en una especie de shock al verla, delante de él, pidiendo otra mujer.

¿Acaso era posible? No dijo nada más y se fue con prisas, incluso se miraba asustado casi temblando. El sudor cayendo por frente.

Todos eran tan raros en ese lugar, nada de lo que le enseñó su madre la podía ayudar en ese lugar.

- Estoy deseando volver a casa, al menos no tengo que trabajar como tal -hablo para si misma bajando la cabeza. Era tímida, vergonzosa, sensible.

No sentía poder encajar en un lugar tan ostentoso lleno de gente con tantas expectativas para prácticamente todo. Era mucha presión para su pobre e ingenua mente.

- Esa humana -murmuro Douma con la boca llena pensando una y otra vez en ___. Tenía en la mano un brazo de la mujer que estaba devorando.

Su boca manchada de sangre tenía una sonrisa. Pero por primera vez, no era una sonrisa falsa.

 Pero por primera vez, no era una sonrisa falsa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Douma - Paradójico [Yandere]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora