Douma - Paradójico [Yandere]

Capítulo 3

- Hoy es un día feo -susurro ___ al ver que estaba lloviendo y nublado, ella adora la lluvia. Le parece relajante pero... Por alguna razón, hoy la ponía tensa.

- ¿No te gusta la lluvia? -pregunto Douma con una sonrisa haciéndose el inocente al mirarla.

Douma estaba mucho más sonriente de lo normal hoy. Y eso que ella siempre lo mira sonriendo y abanicándose, algo extraño.

- Adoro la lluvia pero tiene más pinta de tormenta, si no vuelvo a casa pronto tendré que dormir aquí o será muy peligroso salir -explico con una mueca apenada mirando directamente a sus ojos.

Ambos sabían que ni loco la dejaría ir más pronto, cada minuto a su lado cuenta, cada minuto con ___ era un minuto que necesitaba para deleitarse con su presencia, con esos sentimientos que solo ella podía producir.

Era adicto a sentir, cuanto más sentía más lo necesitaba.

- Te quedarás a dormir aquí, sobran las habitaciones y las buenas habitaciones. Te lo pasarás genial te lo aseguro, pronto traerán la comida -reía emocionado dando aplausos porque ella no iba a dormir con su familia ¿Cómo tenía tanta suerte? Sería el doble de fácil.

- Que bien -susurro ___ fingiendo una sonrisa, no quería que el crea que ella es malagradecida o algo así.

Pero era raro, no se sentía como una criada y mucho menos alguien que hacía mucho esfuerzo, era como una dama de compañía sin más. Debía actuar como que estaba siempre de acuerdo aunque fuera una pregunta y sonreír para que no crea que estás mal.

Se sentía como una actriz en un papel de mujer obediente y feliz, permanente.

¿Era agotador? Un poco, pero su familia siempre lograba animarla. Quería mucho a su madre, que siempre lograba que ella siga adelante.

- Me gusta darte de comer -reía Douma viendo cómo casi se atraganta.

Ella era tan expresiva, adoraba eso de ella podía mostrar tantas emociones con tanta facilidad. El solo podía tener una sonrisa gélida que se notaba falsa.

Pero últimamente estaba teniendo más.... Sonrisas genuinas, gracias a ella.

- Señor Douma está todo listo -hablo un sirviente mientras recogía todo lo que utilizaron para comer, obviamente solo ___ comió algo.

- ¿Todo listo para qué? -pregunto la inocente chica confundida que no sabía que habían estado preparando algo.

Douma cerro el abanico de golpe soltando una risa torpe.

- Pues para dormir querida, ya es muy tarde ¿Para que más? Pedí una habitación para ti -se encogió de hombros fingiendo que era algo evidente. Ella era ingenua y el era un gran mentiroso.

Ella asintió con la cabeza teniendo una pequeña sonrisa agradecida, de verdad se había molestado en pedir una habitación para ella. Creía plenamente que el se preocupaba un mínimo por su biniestar.

- Eres muy amable señor Douma -sonreía mirándolo con ilusión, una sonrisa sincera.

El era torpe, no sabía usar palillos, cuando daba de comer ella se atragantaba, tenía una sonrisa gélida como su piel y no entendía su humor, pero creía ciertamente que detrás de todo eso el era un ser amable

Después de todo es como un dios, ¿No? Debe ser benevolente con sus seguidores, con sus más fieles creyentes.

- Y tú muy linda -susurro posando una larga uña sobre su labio inferior, deleitándose con sus mejillas coloradas por los nervios al estar tan cerca el uno del otro.

Pero ella no estaba nerviosa solo por la cercanía, el frío, el frío que el daba. Su piel estaba congelada, sentía como si estuviese delante de nieve.

- Entonces debería ir a dormir -hablo con una mueca sin saber que más decir, ni comentar. Sentía las manos y piernas temblar por lo filosa que estaba su uña, de una manera u otra ella tenía más que claro que con un poco de presión podía cortar su labio como si se tratase de gelatina.

- Deberías, ¿Deberías? ¿Quién eres tú para saber lo que debes hacer? Mi palabra aquí es ley, yo te digo lo que deberías hacer o no -bromeo sabiendo que la pondría asustada,- deberías ir a dormir, si -confirmo soltando una gran risa al ver su expresión final.

La forma en la que ella podía expresar con tanta facilidad el agradecimiento, miedo, felicidad, alivio, todos esos sentimientos y emociones que a él le costaban el entender.

El solo sentía emociones cuando ella estaba cerca.

- Venga ve -la ayudo a levantarse al ver que estaba indecisa,- cualquiera en el pasillo sabrá guiarte. Yo tengo unos cuantos deberes -.

Ella asintió con la cabeza y agradeció con un murmuró que la ayudará a levantarse del suelo. Se sentía extraña por no poder volver a casa todavía.

Se tumbo en la cómoda habitación que habían preparado, sonriendo ante la suavidad de las sábanas que la rodeaban recordándole la sensación de abrazar a su madre. Era tan agradable y cálido.

- Buenas noches, mamá -susurro cerrando los ojos, cayendo en un profundo sueño. La niña de mamá siempre.

- Dejaré lo cadáveres por aquí, que más da. Quiero que ella se entere -murmuro aburrido Douma al ver todos los cuerpos por el suelo, todo manchado de sangre.

Se sentía raro matar humanos y no comerlos, sobretodo las mujeres, pero necesitaba mantenerlos intactos en ese momento. Paso la lengua por su mano cubierta de sangre saboreando el metálico sabor.

Aunque no podía negar que estaba emocionado, emociones, sentía algo en su pecho. Sus mejillas coloradas y su respiración estaba pesada.

Solo de pensar en ella llorando, suplicando, sola sin nadie que la ayude que no sea el. Ese sentimiento de que ella dependa de él era más excitante que cualquier cadáver que se haya comido antes.

- Me lo quedo -susurro viendo algo muy interesante, guardándolo en su ropa con cuidado. Se abanico un poco y se fue con rapidez, desapareciendo en la oscuridad de la noche que ahora dominaba aquella humilde casa.

Si es la familia de ___ no tenía la culpa de que su hija enamorara a un demonio, ni de que el crea que esa era la mejor manera.

Aveces nadie tiene la culpa, pero unas acciones están mal o peor que otras.