i. weirdo

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i. weirdo

❛ i hate it here so i will go to secret gardens in my mindpeople need a key to get tothe only one is mine

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❛ i hate it here so i will go to
secret gardens in my mind
people need a key to get to
the only one is mine. ❜

━━ i hate it here by taylor swift








Un billete de tren. ¿Para que demonios necesitaría Sydney un billete de tren? Venía acompañado de la carta de aceptación de Hogwarts. Y, lo peor de todo, venía con un andén que era, simplemente, inexistente.

Al menos, eso es lo que la joven pensaba mientras miraba a través del cristal del coche, camino a la estación de tren donde empezaría un nuevo año escolar en el que todo seguía igual, pero todo sería diferente.

A fin de cuentas, ella seguía sin amigos ni compañía. Seguía siendo la chica solitaria, aquella que a pesar de haberlo intentado en sus años más jóvenes no consiguió ninguna amistad. Aunque, por la otra banda, nadie la conocía. Nadie sabía sus orígenes ni como solía llorar hasta dormir por culpa de la soledad y la crueldad de sus antiguos compañeros.

Era una nueva oportunidad completa, y aunque podía ser todo aquello que nunca pudo ser en Ilvermorny, Sydney estaba harta de que la gente la hiriese. Por lo tanto, como propósito para evitar que volviera a suceder, no iba a dejar que nadie entrara en su vida. Al menos, no de forma muy profunda.

No fue hasta que su madre aparcó en la estación de trenes que Sydney salió de sus pensamientos y se quitó el cinturón de seguridad para poder ir a por su baúl. Su madre, preocupada por el peso de este, no tardó en bajar para ayudar a la joven a transportar dicho baúl a un carro para maletas.

Dentro de la estación, Sydney miraba el billete con cierto nervio, pero también cierta emoción, mientras pensaba en las cosas nuevas que podría llegar a aprender con el tiempo en esta nueva escuela.

Estando distraída, Sydney no se dio cuenta que un perro negro, de raza lebrel escocés, se abría paso entre la gente y los carros que dichos transportaban, mientras que un joven azabache con gafas lo perseguía, tratando de alcanzarlo mientras llevaba un carro de maletas suficientemente lleno como para que el equipaje fuera de dos personas.

Cuando el perro alcanzó la altura de Sydney, esta no se fijó en sus alrededores y el perro acabó pasando entre sus piernas, haciéndola tropezar y caer al suelo mientras el azabache que perseguía al perro la mirara un momento y se limitase a gritar unas disculpas dirigidas a ella.

—Rarito. — Sydney murmuró con enfado mientras se levantaba y buscaba a su madre, quien la esperaba unos metros más adelante.

Ambas siguieron su camino hasta llegar a una zona que se encontraba entre los andenes nueve y diez. Confundida con que hacer, Sydney miró a su madre y decidió esperar a ver si veían algo que les diera una pista de donde estaba el andén del billete.

Entonces, el mismo perro y joven azabache pasaron por su lado y se encararon hacia la columna entre ambos andenes, mirando al rededor por si alguien los observaba antes de desvanecerse en la pared.

Tanto Sydney como su madre estaban sorprendidas, pues ninguna de esperaba que el acceso al andén nueve y tres cuartos fuese a través de una columna. No era tan común atravesar paredes para llegar a un andén. Al menos, no en Ilvermorny.

Sydney reaccionó antes, y sin pensarlo mucho porque si lo pensaba bien, no iba a arriesgarse, decidió mirar alrededor antes de correr hacia la pared y sumergirse en ella con los ojos cerrados, esperando un impacto.

Sin embargo, el impacto nunca llegó, y pronto empezó a oír más murmullo de gente. Cuando abrió sus ojos, observó como un simple tren esperaba en sus vías para salir hacia su destino, un reloj colgando de la pared mientras a su lado hay un cartel con la grabación de 'Andén 9 y 3/4."

Cuando escucho el sonido de un carro de maletas, Sydney se apartó de la columna por la que había entrado y vio como su madre aparecía a través del andén de la misma forma que Sydney lo había hecho, a través de la columna.

Sydney cogió su carro de maletas de su madre y lo empezó a empujar hacia una entrada del tren antes de pararse a unos metros de esta, girándose a su madre y abrazándola al momento.

—No quiero que lo pases mal, vale? Escríbeme cartas por lo que sea. —su madre decía, preocupada por el estar de su hija en el nuevo colegio. —Y piensa que aquí no te conoce nadie, que realmente puedes ser lo que quieras ser.

—¿Cómo Barbie? —Sydney bromeó, causando que su madre rodara los ojos en cansancio. —Vale, Vale. Me ha quedado claro, mamá. Te escribiré una carta nada más lleguemos.

Sydney abrazo a su madre sin querer admitir que la echaría más de menos al estar en Hogwarts que en Ilvermorny porque Hogwarts se sentía más lejano aún.

Sydney cogió su mochila y la puso en sus hombros antes de coger el baúl con ambas manos y darle un último abrazo a su madre antes de subir al tren, que ya anunciaba los últimos avisos para que los que faltaban por subir lo hicieran.

Dentro del tren, Sydney se encontró de todo. Desde niños de primer año, nerviosos y ansiosos por empezar ya sus estudios mágicos mientras corren de un lado a otro tratando de ver la totalidad del tren, hasta alumnos de séptimo año que se preparaban para empezar la recta final de sus estudios en la escuela de magia y hechicería.

Mientras pasaba por los vagones y compartimentos en busca de uno vacío, Sydney observaba como dentro de dichos compartimentos la gente hablaba, se reía y compartía historias del verano con sus amigos. Cosa que ella había logrado hacer pocas veces en su tiempo en Ilvermorny.

Al darse cuenta que encontrar un compartimento vacío sería difícil, Sydney abrió levemente la puerta de uno que se encontraba prácticamente vacío, con solo una chica dentro.

—Perdona... te importaría si me siento aquí? —preguntó la pelirroja mientras miraba a la chica.

La castaña, al oír una voz hablándole, levantó la vista de su mochila, en la cual parecía estar buscando algo, y sonrió a Sydney mientras asentía.

—Claro, no te preocupes. —dijo mientras señalaba el asiento enfrente de ella.

Sydney sonrió y se sentó allí mientras sacaba un libro de su mochila para empezar a leerlo y no molestar mucho a la joven. Sin embargo, la chica sacó una bolsa de chucherías de su bolso y las extendió hacia Sydney.

—¿Quieres? —cuestionó la chica mientras sonreía.

Sydney se quedó sorprendida. Pensaba que la chica la ignoraría durante todo el trayecto. Pero estaba hablándole. Y siendo amable. No era algo que le pasara mucho en Ilvermorny.

Al darse cuenta que la chica seguía esperando, Sydney asintió levemente y extendió la mano para sacar una chuchería de la bolsa y metérsela a la boca.

—Soy Nora, por cierto. Nora Mayfair.

Sydney se sorprendió más de que la joven estuviera intentando entablar una conversación entre ambas, sin embargo ese hecho la hizo sonreír un poco.

—Sydney Jackson.

(esp) slut! ✹ james potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora