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Catalina estaba en su habitación, terminando de desempacar sus cosas. El cambio de entorno la tenía un poco desorientada; todo era nuevo y diferente, y el peso de la incertidumbre la acompañaba. Estaba doblando una camiseta, tratando de organizar sus pensamientos, cuando la puerta se abrió de golpe y dos chicas entraron riendo.

—¡Hola! Debés ser la otra compañerita —dijo una de las chicas con una sonrisa amplia. Tenía el cabello corto y rojizo, y sus ojos brillaban con curiosidad.

—Soy Luján, y ella es Marizza —continuó, señalando a su amiga. Luján tenía el cabello largo y rubio atado en una coleta, mientras que Marizza tenía una mirada vivaz que contrastaba con la expresión más tranquila de Luján.

—¡Bienvenida al manicomio! —bromeó Marizza, dejándose caer en la cama frente a la de Catalina—. No te preocupes, no mordemos... al menos no mucho.

perfección || rebelde wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora