Pude sentir un extraño poder recorrer todo mi cuerpo, después de eso no quedo nada. Estaba en medio de la oscuridad y tenía frío. Pude percibir como unos ojos me vigilaban y sus dientes afilados estaban a la espera de que me distrajera para poder atraparme. Empecé a temblar, quería salir corriendo. Pero, el miedo me dejó paralizada. Fue como si mis articulaciones se endurecieran y me dejarán plantada en el suelo. Los ojos se empezaron a mover de un lado al otro, cada vez se acercaban a mí y el sentimiento de indefensión se apoderaba de cada fibra de mi cuerpo. Intente gritar, pero al igual que mis piernas mi garganta estaba detenida.
Intente activar mi poder mágico, pero fue como si no existiera. El hielo, me había abandonado y por primera vez en mucho tiempo sentí frio. Uno que me recorrió de pies a cabeza. Jamás me había sentido sola a pesar de siempre estarlo y en ese momento me empecé a sentir así y sólo pude pensar en Emmanuel y en su forma tan sorpresiva y abrasiva de ser.
Desde que lo conozco, mis días se han transformado. Es como si con cada parte que compone su ser quisiera acompañarte, así es imposible que te sientas en soledad ya que a pesar de ser uno es como una multitud. Su dolor y todo lo que ha vivido, solo sirve para sentir más esperanza, viéndolo a la cara, sabes que todo estará bien. Y eso fue lo que paso en cuanto empecé a escuchar su voz en medio de aquella oscuridad.
--¡Marie Alexandra! ¡Marie Alexandra! --¿Por qué tiene esa maldita costumbre por llamarme por mis dos nombres? --Despierta ¿Estás bien? ¡Por favor, despiértate!
La luz comenzó a predominar en aquella oscuridad, la calidez de aquella voz me abrazo como hace mucho tiempo nadie lo hacía y los ojos desaparecieron en medio de aquella oscuridad. No sin antes decirme unas palabras que no dejo de recordar: "Algún día me vengaré de ti, demonio de Hielo, mi sueño se hará realidad y esta vez no lo podrás evitar".
Me levanté desorientada, aún estábamos en aquellas estancias de hielo, pude ver a Nika, quien se encontraba malherida, pero estaba de pie apoyada contra la pared, tenía la cara sucia, pero lo que más llamó mi atención fue su enojo evidente. Se sentía la frustración en su rostro. Era evidente que algo había pasado en mi inconciencia. Luego vi a Cross, quien había peleado a mí lado, me dio gusto verlo bien, ahora estaba en su forma de gato, así que me dieron ganas de ir a abrazarlo, pero me contuve. Arthur estaba bien eso me tranquilizo sé que él no es mucho de pelear, pero verlo a salvo me causo alegría y ya por último mi vista se posó en Emma, quien me sostenía por la espalda y tomaba una de mis manos. Eso me puso nerviosa, les puedo jurar que se sentía su calidez, pero no quería que fuera evidente para él. Así que lo alejé de prisa.
--¡Qué bueno que estás bien! si te hubiera pasado algo malo, no sé que habría hecho --me abrazó muy fuerte y yo me petrifique, sólo pude poner mis manos en su espalda.
Estaba a punto de responderle cuando alguien que no alcance a ver, ya que estaba detrás de Emma lo jalo hacía atrás impulsándolo varios metros lejos de mí y eso me dio miedo, ya que enseguida, fui rodeado por unos soldados hechos de llamas de un color rojo intenso, fue como si en un instante estuviera metida en un horno. Intente congelarlas, pero por más que lo intente mi magia no tenía efecto alguno.
--Te sugiero que no te esfuerces, sólo estás gastando mana de manera inútil. Me disculpo por ser tan brusca, cuando ni siquiera nos conocemos. Pero, algo me dice que es un peligro dejarte a tus anchas.
--¿Qué demonios estás haciendo Kalila?
Emma se veía molesto, como nunca pensé verlo, se podía sentir como su poder mágico estaba hirviendo con la misma intensidad de las llamas con la que estaba rodeada. Aun así, aquella mujer de baja estatura no se inmuto en lo más mínimo. Me sorprendió su actitud, fue como si frente aquella demostración de poder, eso no significara nada. No creía que estuviera alardeando, de verdad se podía sentir el poder descomunal que emanaba aun si esforzarse. La presión que se sentía era muy grande y sobre todo que mi hielo fuera incapaz de congelar a sus soldados me preocupaba bastante.
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Sueños de Hadas
FanfictionEn el reino de Fiore, las cosas han ido cambiando de a poco. Sin la amenaza de Zeref y el encierro de Acnalogia en la grieta espacio temporal, la paz se consiguió. Aunque nadie se acuerda de aquel mago de hielo que salvo a todos. En Fairy Tail, siem...