Sombra vs Sombra "Nika"

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En cuanto caímos pude notar que nos habíamos separado. Por un momento pensé que me había quedado sola, ya que en la torre donde me encontraba, no se veía nadie más. Hasta que al salir al pasillo que daba a las escaleras serpenteantes por las que podía uno bajar, pude ver a Arthur, el amigo y compañero de Emma, quien al verme se puso bastante feliz, así que no pude evitar que se me abrazara a la pierna y empezará a ronronear. Eso me lleno de ternura, así que lo acaricie con delicadeza y ternura que al mismo tiempo nos hizo sentir más aliviados.

—¡Bien! Al parecer sólo somos tu y yo Arthur, procura no alejarte. Yo me encargaré de que estés a salvo.

—¡Ayer, sir! —esa expresion solía darnos animos a todos.

Comenzamos a bajar por las escaleras y a medida que lo hacíamos, el hielo blanco de la estancia principal de la torre se empezaba a tornar de color más oscuro, cuando casi habíamos llegado hasta la base de la torre, lo que fueran brillante color blanco, ahora era gris y sucio, como si estuviéramos en una estructura que había sido descuidada por mucho tiempo. Podria asegura sin miedo a equivocarme que aquellas antorchas habían sido puestas para cubrir con la falta de luz. Después de todo habíamos bajado durante mucho tiempo, al menos un par de horas. Se notaba a simple vista que, aquel lugar era más grande de lo que nos habíamos imaginado. Por eso, ya habíamos dejado corres y bajábamos a paso tranquilo, quizás eso fue lo que nos salvó, ya que pude observar por el rabillo del ojo como un puño salía de una de las sombras de la pared y se dirigía hacia Arthur para golpearlo. Salté y tomé al amigo de Emma entre mis brazos dejando atrás las escaleras y llegando a una enorme sala que daba a un pasillo con celdas, las cuales sólo estaban ilumunidas por una fila de antorchas las cuales no alcanzaban a llenar de luz el lugar. Trate de acostumbrar mis ojos a esa oscuridad, pero cada recoveco de la sala, proyectaba una gran cantidad de sombras en los objetos que se encontraban ahí.

—Nika, está muy oscuro, casi no veo y tengo miedo —Arthur parecía desmoronarse.

—Tranquilo, mientras yo esté aquí no te pasará nada. Te protegeré.

—Lo siento... —sólo eso pudo decir Arthur.

—¿Por qué? —pregunté desconcertada.

—Por no serte de ayuda, estoy seguro que si Emma estuviera aquí o Cross las cosas serían diferentes.

—Ninguno de los dos está y da igual al parecer a ti y a Emma les gusta más la compañía de esa pretenciosa mujer fría.

—¿Qué? —Arthur estaba perplejo —¿Es por eso que has estado así todo el viaje?

Estuve a punto de responder dejando que mis emociones aparecieran, pero eso quedó en el olvido cuando una ráfaga de ataques provenientes de la sombras  se dirigieron hacia nosotros como si de agujas se tratarán, apenas pude hacer tropezar a Arthur con un látigo de sombras para que pudiera esquivarlos y yo los recibí de lleno, estos hice que me rodearán y luego las engullí por completo, fue como si mi energía se recuperará por completo, pero algo en el sabor de esas sombras era extraño. Cómo si te paralizaran la lengua.

—¿Qué carajos? No puedo moverme.

En la sombras apareció lo que podría describir como un rostro aunque solo se podía notar ojos y boca, poco a poco la cara adopto una forma familiar. Una parte de mi estaba sorprendida, la otra no tanto, después de todo, esa figura siniestra tenía toda la pinta de una mala persona, como la que se narra en los libros y en las obras de teatro que tanto me gustan.

—¿Por qué no me sorprende? — sí, fue una expresión retórica.

—Señorita Veronika Radfox, espero este disfrutando de mi sombra paralizante, fue preparada de manera especial para usted, en cuanto supe que vendría —jugueteo con sus delgados y huesudos dedos de una forma tan retorcida, que me produjo asco.

Sueños de HadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora