iii. a speaking hat?

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iii. a speaking hat?

❛ lo que me dicen las vocesque aunque las quiera lejo'y diga que ya ni las sientoes por ellas que entiendo

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❛ lo que me dicen las voces
que aunque las quiera lejo'
y diga que ya ni las siento
es por ellas que entiendo. ❜

━━ alondra by paul thin








Al llegar al castillo, para suerte de Sydney, la dejaron ir en los carruajes con el resto de alumnos que no eran de primer año ya que llegaban antes y así ella tenía su ceremonia de selección antes que los alumnos de primer año para poder verla sentada ya en su casa.

Sydney tenía en mente todo lo que le habían dicho Nora y Lily. Gryffindor para la valentía y el coraje, Hufflepuff para la amabilidad y el trabajo, Slytherin para la ambición y astucia y, por último, Ravenclaw para la inteligencia y creatividad.

No tenía claro en cuál de todas acabaría estando, pero esperaba que no fuera Slytherin, ya que no le habían hablado muy bien de la gente de esa casa a excepción de un amigo de Lily.

Al llegar al castillo Sydney tuvo que separarse de las dos chicas, quienes se fueron hablando entre ellas mientras Sydney tuvo que seguir a un elfo doméstico que la guió por grandes pasillos y escaleras hasta llegar a la estatua de un águila.

Nuncam mutabo. —el elfo dijo en clara voz.

Sydney se extrañó al escucharle hablar latín al elfo y decir 'Nunca cambiaré', sin embargo decidió no darle importancia. A lo que le dio importancia fue que la estatua empezó a girar y elevarse, desvelando una escalera, y que el elfo la empujó a uno de los peldaños de esta mientras aún se elevaba.

Cuando la escalera dejó de ascender, Sydney subió los escalones restantes a pie y abrió la puerta de madera que había al final de la escalera.

Al entrar, se encontró con un despacho con decenas de cuadros que la miraban y la seguían con los ojos mientras se adentraba más al despacho. Sydney vio cientos de frascos con líquido transparente ellos, miles de artefactos de magia y de utilidad muggle y, lo que más le llamó la atención, fue el sombrero que reposaba en la gran mesa de madera que había al fondo del despacho.

La chica se acercó a observarlo, y mientras lo hacía pudo ver ciertas arrugas en el sombrero que simulaban una cara, y eso la extrañó mientras revisaba más de cerca el sombrero, agachándose para estar a la misma altura.

—Veo que ya has encontrado al sombrero seleccionador. —una voz, que sonaba detrás de ella, dijo.

Sydney se levantó asustada al momento y se giró para ver quien había hablado. Se encontró con un señor de larga cabellera y barba mirándola con una sonrisa, gafas de media luna y una túnica morada puesta.

La apariencia, para Sydney, era extraña, sin embargo no le importaba mucho ya que su madre siempre le había enseñado que no había que juzgar a nadie por su apariencia.

—Soy Albus Dumbledore, director de la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería. Este es nuestro sombrero seleccionador, el que te indicará a cual de nuestras cuatro casas perteneces. ¿Estás algo familiarizada con ellas, señorita Jackson?

Sydney inmediatamente recordó lo que le habían explicado Lily y Nora y asintió su cabeza. El director sonrió y señaló el taburete en el que estaba puesto el sombrero mientras lo levantaba para que ella se sentara.

La joven obedeció y se sentó en el taburete mientras el director colocaba el sombrero en la cabeza de ella. En ese mismo instante, se escuchó una voz hablar.

—Ah... una extranjera.

Sydney se asustó y miró al rededor, haciendo que Dumbledore se riera levemente. —Es el sombrero. Él está hablando.

—¿Un sombrero que habla? —Sydney dijo alarmada.

—Sí... —dijo el sombrero. —veo en ti potencial. No tienes intenciones sociales, Hufflepuff sería un agobio para ti.

Bueno, eso lo había logrado deducir Sydney sin ayuda de un sombrero parlante. Y eso es lo que ella pensaba en ese momento.

—Veo que eres un poco sabelotodo... a los Slytherin no les caerías en gracia...

Sydney se sorprendió porque el sombrero parlante fuera capaz de leerle los pensamientos. Sin embargo el sombrero prosiguió su monólogo.

—Ah, sí... ya se donde encajas perfectamente. —el sombrero hizo una pausa. —¡Ravenclaw!

Cuando la casa fue anunciada, en una voz más alta que el resto del monólogo, el director le quitó el sombrero de la cabeza y le entregó una túnica con el escudo de la casa que este le había otorgado. Un cuervo con tonos azules.

Sydney se la puso por encima y volvió al pasillo donde la había dejado el elfo, quien seguía allí esperándola. Dicho elfo la guió por los pasillos y por unas escaleras, que a sorpresa de Sydney se movían cada cierto tiempo, hasta llegar a unas grandes puertas abiertas que daban a un comedor.

Sydney entró y lo primero que se fijó, más que en los cuatro enormes relojes de arena al fondo, la mesa que ocupaban todos los profesores o las cuatro largas mesas a lo largo del comedor, fue el techo. Inexistente, solo un cielo estrellado en el que flotaban cientos de velas.

Continuó escaneando las mesas y localizó una con tonos azules, así que supuso que esa sería la de Ravenclaw. Y, mientras caminaba al lado de esta para poder sentarse, se sorprendió de que una voz llamara su nombre.

—¡Sydney! ¿Estás en Ravenclaw? ¡Esto es increíble!

Era Nora, haciéndole hueco para que la pelirroja se sentara a su lado. Sydney asintió con la cabeza y se sentó inmediatamente, sonriendo con educación a la castaña.

—Eso parece.

—Ojalá nos toque juntas en los dormitorios. Sería impresionante, ¿no crees? Que pena que estes en quinto, si no podríamos ir juntas a algunas clases, pero como yo estoy en sexto no va a ser posible.

Sydney escuchó como Nora continuaba hablando y hablando sobre todos los temas posibles. La capacidad que tenía la chica para no quedarse sin tema de conversación si que era impresionante.

La charla continúo incluso de camino a la entrada de la llamada sala común de la casa. Por suerte para ambas, sobre todo para Nora, sí que compartían habitación, por lo que la conversación continuó hasta pasada la media noche. Y era tan activa, que hasta Sydney participaba levemente aportando algún que otro comentario.

—Por cierto, no quiero que parezca que soy una maleducada pero he sobre escuchado una conversación de McGonagall con Potter, y la profesora le daba una excelencia para que mañana te enseñe el castillo y como llegar a tus clases, así que me da que estás atrapada con él.

Sydney estaba confundida y un poco asustada con las palabras de Nora, porque la conversación del tren en la que ella le decía que iba a ser Sydney tras la que ahora iba a ir James Potter la asustaba. Ella no quería hacer amigos. Tan siquiera había planeado hablarle a nadie. Y ahora no solo había hecho una, incluso dos, amigas. Ahora también tenía que supuestamente lidiar con un chico que iba a tratar de conseguir una cita con ella.

Para su sorpresa, Sydney empezaba a echar de menos la soledad que tenía en Ilvermorny. O tal vez simplemente tenía miedo a tanto cambio repentino.

(esp) slut! ✹ james potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora