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Vivía en Heaven Creek. Era una ciudad bastante común, no hay mucho que te pueda destacar además de sus enormes rascacielos y cafeterías repletas de universitarios intentando sobrevivir a sus carreras. Eso sí, tenía un montón de árboles por cualquier calle por la que pasaras. Me acababa de mudar no hacía demasiado, por tema de trabajo, en el pueblo de mis padres apenas encontraba nada, y... Aquel lugar no avanzaba en el tiempo, así que, decidí venir a la ciudad.

Un día me levanté como cada mañana y... Ni siquiera era consciente de que mi vida pegaría un vuelco dentro de muy poco. Desperté en mi cama, oh... Mi genial cama. No era muy grande, pero cómo la echo de menos. Fui directa al baño, senté el culo en la taza y me puse a ojear mi móvil. Al parecer había habido noche de tormenta, eso explicaba por qué la luz del sol no iluminaba el lavabo. No solía darle al interruptor cuando era de día, no era necesario. Me duché mientras dejaba la radio del móvil encendida.

- "...Como te digo Frank, anoche fue una locura. Esa tormenta eléctrica arrasó, ¡ha fundido varios ordenadores de la cadena!" – Estaban comentando sobre lo que estaba leyendo.

- "Lo sé... Casi toda la ciudad se quedó a oscuras. ¿Crees que los extraterrestres vienen a por nosotros? Las pelis de aliens suelen empezar con fenómenos extraños".

- "Nah, no lo creo. Pero joder, hoy toda la ciudad es un caos. Encima la cosa no ha acabado, sigue lloviendo desde hace horas, y no tiene pinta de que vaya a parar..." – Salí de la ducha y puse el móvil en silencio. Después de arreglarme un poco y parecer una persona funcional para el día a día, me di cuenta de algo. Había pisadas mojadas en el suelo de mi apartamento, como si alguien hubiese entrado descalzo en casa, aunque... Terminaban justo en mitad del salón.

Seguía marcha atrás las pisadas, y conducían a la puerta de entrada, aquello empezó a darme mal rollo. Había algo de tierra o barro húmedo todavía en varias de ellas... Abrí la puerta, viendo cómo seguían hacia afuera. Vivía en un bloque de pisos, en un ático, y las pisadas solo conducían... Hacia las escaleras en dirección a la azotea. Me acerqué despacio hasta la puerta, subiendo los escalones poco a poco, y al abrir la puerta... Las pisadas terminaban en el centro del lugar... ¿Por qué? ¿Qué sentido tenía aquello?

No recordaba haberme subido a la azotea en mitad de una tormenta, y mucho menos haber ido descalza ni entrar en casa con los pies sucios... Empecé a preocuparme, no era capaz de recordar qué había hecho anoche, así que llamé por teléfono a un amigo.

- ¡Bueeenos días! Ya pensaba que te habías olvidado de mí – Era Henry, un chico majísimo que había conocido en el trabajo, era mi único amigo aquí.

- Hola, Henry, ah... Oye, ¿tú has venido a mi casa?

- ¿A tu casa? Sí, muchas veces... - Se puso gracioso.

- No, bobo, no digo eso... Digo anoche.

- Qué va, anoche no nos vimos, ni fui para allí... ¿Te han entrado a robar o algo así?

- N-no, yo... No tengo ni idea, es... - Entré de nuevo en casa – Todo parece bien, simplemente... Mira, es igual, ya le daré otra vuelta luego.

- Muy bien... ¿Todo en orden?

- Ha sido una noche rara... O eso creo – No podía completar aquel puzle en mi mente, ¿qué me había perdido?

- Ya te digo si ha sido una noche rara, ¿has oído los truenos?

- No, qué va.

- ¡Pero si sonaban tope de fuerte! Bah, es igual. Estoy yendo de camino al Venice, no me llegues tarde ¿eh?

- ¿Habíamos...?

- Ah, que ni te acordabas, genial. Ouch.

- ¡Que sí, tonto del culo, que te estoy tomando el pelo! – Mentira, lo había olvidado completamente.

BLAIR WOODS: Ha DesaparecidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora