Capítulo 33 ☪

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-Por favor, Ly. ¡Ya dime! -rogaba Bill, pues el pelinegro quería saber lo que había pasado en la habitación de Tom luego de que él los haya dejado solos.

-Ya te lo he dicho. -volvió a decir, mientras ambos paraban sus pasos, habían llegado a su destino.
Bill bufó algo molesto, rindiéndose por completo.

Sally dio tres golpes a la puerta de la casa, en no más de diez segundos un castaño de melena medio larga abrió y los recibió a ambos con una alegre sonrisa.
Les dio pase a la acogedora casa, caminaron hacia la sala de estar en donde encontraron a un pelirubio jugando a la play. Movía el joystick con una habilidad impresionante, los presentes se quedaron embobados unos segundos antes de proceder a lo que iban.

-Oh, hola! -dijo Gustav en cuanto salió de su momento de concentración, había ganado la partida y decidió abandonar el juego. Se puso de pie y los recibió con un abrazo a ambos jóvenes.

-Hace mucho no nos veíamos. -dijo la castaña, recibiendo el asentimiento de los tres jóvenes. -Bien, a lo que veníamos... ¿Tienen sus instrumentos, cierto?

-¡Por supuesto! Si hasta mi padre me ha dado un espacio para ensayar con mi bajo y la batería de Gustav, lo ha hecho para ambos, y ahora podemos compartirlo con ustedes. -habló sonriendo, se notaba feliz al igual que los demás.

-Eso suena genial, entonces- las palabras de Sally fueron interrumpidas por el rubio, quien se percató de que faltaba el de rastas.

-¿Tom no vendrá? -preguntó confuso, pues creyó que él también participaría.

-Oh, ehm... él tenía cosas que hacer. -dijo su hermano, rascando su nuca mientras miraba a Sally. Ambos se miraban algo así como incómodos.

-Hm, no me extraña. -dijo Georg, rodeando sus ojos. Lo cierto, era que el de rastas había decidido salir con unos amigos del instituto, amigos y probablemente amigas también.
El de melena castaña les hizo un ademán para que lo siguieran, los guió escaleras arriba y entraron a un espacio el cual estaba muy bien ordenado y decorado, era, sin dudas, un lugar muy bonito y acogedor para ensayar.

-Bien, ahora pueden elegir sus sitios para comenzar. -Georg tomó su bajo, Gustav tomó sus baquetas y se posicionó en su batería, anteriormente Bill le dio como regalo un micrófono a Sally, se habían encargado de decorarlos a su gusto horas antes, y les habían quedado súper geniales. Se pusieron en posición una vez conectaron todo, y antes de que pudieran comenzar, el rubio habló.

-¿Ya tienen las letras, cierto? -Sally asintió y dicho y hecho, comenzaron a ensayar.

• • •

La tarde había resultado muy divertida y entretenida, aún no terminaban por completo la canción, querían agregarle más letras, aún así los adolescentes se oían muy bien, el bajo y la batería de Gustav complementaban a la perfección, sólo faltaba una personita...

-No creo poder hacer eso. -soltó uno de los presentes, pues estaba siendo animado -Por así decir- a robarle la cartera a una de las señoras que observaban las vitrinas de los locales.

-Eres un completo imbecil, no es nada de otro mundo. -soltó otro de los presentes, en un tono molesto.

-Dejemos eso, si no quiere no tienes porqué obligarlo. -el de rastas, con un semblante serio le habló a los manipuladores, no estaba de acuerdo con que cometan un delito en pleno centro comercial, en donde habían cientos de personas caminando de acá para allá.

-No puede creer que tú estés diciendo eso, hermano. -Kay negó con cierta decepción la cabeza. -Días de conocerte y eras el primero en ofrecerte para robarle a alguien, vuelves de tus privilegiadas vacaciones y pareces ser otra persona.

𝙈𝙞𝙙𝙣𝙞𝙜𝙝𝙩 ┊ ┊ ⋆˚ 𝘛𝘰𝘮 𝘒𝘢𝘶𝘭𝘪𝘵𝘻 ☪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora