¡Porque soy una Bad Bitch!

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Estoy sentada en la enorme cama de Víctor, el rubio está a mi derecha y Gina a mi izquierda. Vaya que soy un burrito aplastado. Es verdad que esta cama es muy grande, cabemos bastante bien, pero somos tres al fin y al cabo. Están discutiendo sobre qué película veremos. Al llegar, hablamos de ver solo una película, pero nos hemos dado cuenta de que ninguno tiene clases por la mañana, así que toca maratón de películas. Gina quiere ver todas las de Barbie (hay más películas de la rubia oxigenada que pelos en mi cabeza, ni en un año las acabaríamos todas) y el rubito quiere ver Chicas Malas. A mí, la verdad, me da igual cuál ver.

Obviamente, me he traído mis cosas de fiesta de pijamas. Aquí si se hace, se hace bien. Salto fuera de la cama cogiendo mi mochila y poniéndola encima de la alfombra. Me siento y comienzo a sacar todos los potingues para la cara: las mascarillas faciales, para hacerse las uñas, albornoces y cosas raras de skincare.

—¡Barbie es mil veces mejor que Chicas Malas! —grita Gina, que parece que va a saltar a sacarle los ojos a Víctor.

—¡Chicas Malas es la mejor película de la historia! —el rubio parece igual de cabreado que Gina.

—¿Y si vemos Dirty Dancing? Luego podemos ver Orgullo y Prejuicio, Love Actually y películas romanticonas —opino cogiendo las mascarillas para la cara.

—Por mí bien —sonríe Gina.

—Vaaaale —acepta Víctor.

Sonrío y el rubio pone la película. Gina y yo le ponemos los productos a Víctor y este se queja, pero no se mueve. Lo maquillamos y peinamos. Reímos sin parar en el proceso. Acabamos nuestra obra maestra y estallamos en carcajadas. Me caigo al suelo de la risa igual que Gina. Víctor se levanta y se mira en el espejo de su baño. Oímos un chillido de horror. Sale del baño con los ojos como platos.

—¡Parezco una travesti! —grita moviendo las manos; también le hemos hecho la manicura.

—¡Ay, Victoria, qué guapa estás! —me burlo levantándome.

—¡Ya me dirás qué productos usas para que te quede tan bien el contorno! —sigue la broma Gina, que está roja de la risa.

—¡Ya basta! —lloriquea —¡Parece que me vaya a prostituir con viejos de setenta años!

—¡Pero por Dios, ni yo estoy tan guapa con maquillaje! —una lágrima se me sale de la risa.

—Mírate mejor, que estás preciosa, Victoria —sonríe Gina.

Víctor hace esto y vemos cómo posa en el espejo y pone morritos. Vaya chaval.

—Oye, pues ni tan mal, estoy guapísima. Puedo conquistar a cualquiera.

—¡Idea! —grito con una sonrisa diabólica —Te reto a que te pases por las residencias y vayas picando a las puertas diciendo que eres una bad bitch —digo tapándome la boca para ocultar mi sonrisa.

—Mis muertos —suelta el rubio.

—Vaaa, por favor, siempre por la anécdota —suplicamos las dos.

—Solo si vosotras hacéis lo mismo.

Miro a Gina con terror. Sonreímos y yo asiento.

—¡De una!

Nos pasamos la siguiente hora maquillándonos como drag queens. Gina me acaba de maquillar y me hago fotos con Víctor. La rubia se va a su residencia en busca de tres vestidos. Sí, tres vestidos. Uno para cada una. Vuelve cinco minutos después. A Víctor le da uno rosa fucsia escándalo, a mí uno naranja chillón y ella uno amarillo fosforito. Me lo pongo y maquillo a Gina mientras Víctor se cambia en el baño, oímos sus exclamaciones e insultos. Acabo con Gina y se pone su vestido. Justo sale Víctor y abro la boca.

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⏰ Última actualización: Jul 28, 2024 ⏰

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