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Vio un carro negro de lujo estacionarse enfrente de su casa, suspiró pesado a saber quién es. Llegó a la entrada de su hogar, jugando con sus manos. Estaba nervioso y como no, va volver a ver a su ex marido y el amor de su vida después de cuatro años divorciados.

Él único que lo ha visto es el hijo que tuvieron, recuerda que el joven le dijo que su padre había cambiado mucho. Ante esta información, Katsuki estaba más que nervioso de volver a verlo.

Quizás para calmar su ansiedad de Omega necesitado o simplemente para sentirse superior porque de seguro Izuku estaba hecho un desastre sin él. Su ego quiere creer que Izuku estaría demacrado sin él.

Se tocó la marca de apareamiento que aún estaba en su cuello, Izuku y él estaba separados de manera legal, más no espiritual. Todas mañanas siempre se levanta y se toca la marca, sintiendo alivio al tenerla aún.

Estuvo dando círculos en el pasillo esperando al sonido del timbre que no tardo en aparecer, respiró profundamente, calmando su corazón y abrió la puerta. Se hizo el indiferente, pero, su actuación no duró mucho.

Sus ojos se expandieron al ver a su ex marido en su uniforme de detective, carajo, ¿Que estuvo haciendo Izuku todo estos años? El hombre se veía más robusto, ¿Había hecho más ejercicio?¿O ha comido más? No lo sabe, es imposible.

Y su barba, su hijo tenía razón, no parecía Izuku. El Alpha peliverde se había dejado crecer un poco el cabello, estaba despeinado pero no tanto. Entre pocas palabras, el Omega interno de Katsuki estaba temblando ante tremendo hombre.

Los ojos esmeraldas se iluminaron al ver a Katsuki, quien se sonrojo y carraspeó, dándole espacio al peliverde de pasar.

El Omega intento controlar sus piernas que casi desfallecen al sentir el increíble aroma de su Alpha después de tantos años sin olerlo. No se dió cuenta hasta hora, que tanta había extrañado el aroma de su Alpha.

Izuku camino adentro de lo que fue por un tiempo su hogar, miro a los alrededores, nada había cambiado y se dirigió hacia Katsuki.

—Hola, cari-- Digo, Kacchan. ¿Cómo has estado? —preguntó, mordiéndose la lengua por casi volver a decirle cariño a su ex marido. No lo juzguen, era la costumbre.

—Hola, Izuku... Estoy bien, gracias —respondió Katsuki. Un poco incómodo, los dos desviaron su mirada buscando que decir, y cuando el Alpha estuvo apunto de decir algo, su hijo lo interrumpió.

—¡Padre! — gritó el joven bajando de las escaleras apurados para abrazar a su progenitor. Izuku no se molestó y correspondió la acción de su hijo de manera cariñosa.

—Hey, campeón. ¿Cómo has estado? —dijo Izuku alborotando la cabellera peliverde de su hijo. El joven lo miró con un brillo en sus ojitos rubí, era extraño ver a su padre en su casa, desde el día de la separación.

Hiro bajo su mirada, sabiendo que realidad no estaba bien del todo.

—Bueno, ya sabes lo que pasó así que... —dijo jugando con sus manos antes de volver hablarle con emoción a su padre —¿¡Viniste a quedarte!?

—Mas bien, vine porque cierto señorito se metió en dónde no debía.

—Padre...

—Estoy al tanto de caso, no tienes que decir nada —indicó Izuku tocando el hombro de su hijo y arrodillándose a su altura para verle los ojos—Pero, me vas a contar todo lo que pasó en esa noche, sin vacíos, sin esquivar y sin mentiras. Quiero seas honesto conmigo, con la verdad y solo la pura verdad, ¿Entendido?

Aquella explicación la dió con un tono bastante autoritario, el menor solo asintió —Si, señor —dijo, Izuku lo guío hacia la sala donde se dispondría hablar con su hijo.

Te Extraño - [Dekubaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora