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El pasillo estaba lleno de risas burlonas. Los adolescentes pasaban con sus teléfonos en alto, mientras otros se apresuraban con una mezcla de simpatía oculta y miedo.
Miyeon se encontraba en medio de todo, cubierta desde la cabeza hasta la cintura con un helado granizado morado. Tenía los ojos fuertemente cerrados y la punta de su lengua sabía a uva, pero sobre todo, estaba helada y humillada.

Lo más triste de todo esto es lo familiar que le resulta. Miyeon encuentra el baño de chicas con facilidad, a pesar de que todo lo que puede ver es la oscuridad detrás de sus párpados cerrados. Busca a tientas el lavabo con la mejor presión de agua y mete la cabeza bajo el chorro, lavando los trozos de hielo triturado de sus ojos.

—Debo decir, —una voz se escucha a su lado, sorprendentemente cerca y más fría que la bebida que se filtra en su sujetador, —esto es una mejora con respecto a tu apariencia habitual.

A través de su visión borrosa, Miyeon reconoce varios detalles familiares de la chica que tiene a su lado. Un uniforme de animadora rojo y blanco, con una falda demasiado corta y una blusa de tela muy fina. Piel clara, sin un solo rastro de acné. Dos ojos marrones intensos, enmarcados con delineador alado, y una boca rosa que solo busca deslumbrar.

Yeh Shuhua es como Miyeon siempre la ha conocido: impresionante, impecable y absolutamente despiadada.

Miyeon evalúa en silencio sus opciones. Ha estado bailando este juego con Shuhua desde el primer año y aún no puede decidir si es mejor someterse en silencio o contestarle de vuelta. Ambas opciones tienen malos resultados. De hecho, Miyeon nunca ha tenido una conversación con Shuhua que no haya terminado mal.

—Gracias. —responde Miyeon con sequedad.

Continúan en un incómodo silencio por un momento. Miyeon sigue intentando quitarse el granizado del cabello mientras Shuhua se toma un tiempo excesivo para lavarse las manos. Miyeon tiene la impresión de que Shuhua está tratando de absorber su humillación, como un tiburón que busca lágrimas en lugar de sangre.

O tal ves sangre. Nunca subestimes la maldad de una chica adolescente grosera.

—¿Puedes irte ya? —pregunta finalmente Miyeon, exasperada. Sus ojos le arden y necesita quitarse la camiseta para ver si puede exprimirla. —No estoy de humor.

Shuhua cierra el agua. —Apuesto a que nunca has dicho eso antes.

Miyeon no puede evitarlo. Su determinación se quiebra y mira a Shuhua fugazmente, apartándose tan pronto como ve la línea recta de los labios de Shuhua.
Shuhua parece más enojada de lo habitual hoy, considerando que no solo le llamó "homo" a Miyeon. Ni siquiera está segura de si alguna vez han estado solas cerca la una de la otra durante tanto tiempo. Definitivamente no es parte de su rutina.

Se siente como si de repente estuvieran atrapadas en una partida de ajedrez, cada una en un lado del tablero.

—¿Qué se supone que significa eso? —pregunta Miyeon. La semana pasada, Shuhua la había llamado virgen, y ahora parece que insinúa que Miyeon es una zorra.

—Significa que sé que te gusta Jaehyun y eso tiene que parar. —suelta Shuhua, con una voz viscosa pero con movimientos fríos mientras saca una toalla de papel de la máquina. —Te he visto tropezando a su alrededor, siguiéndolo como una gata en celo.

—No me interesa tu novio. —le asegura Miyeon.

Es una mentira.

A todas las chicas de la escuela les encantaría salir con Jaehyun. Pronto será el mariscal de campo, pero no es solo eso. Jaehyun es realmente amable con la gente. No necesita el miedo para ser popular, simplemente es un buen chico: dulce e increíblemente guapo. Miyeon admite que no pudo quitarle los ojos de encima durante la clase de educación física ayer, pero no pensaba que Shuhua prestara suficiente atención para darse cuenta.

The Misfit Club | 𝓂𝒾𝓈𝒽𝓊 [miyeon + shuhua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora