Amor Sin Limítes

Capítulo 5: "Un Juego Divertido"

Llegó el día de la cita y me sentí emocionada de ver cómo reaccionaría Lisa. Me puse mi mejor traje negro, con una camisa blanca y una corbata roja. Me gustaba cómo me hacía sentir, poderosa y segura de mí misma.

Cuando llegué a su casa, me abrió la puerta con una sonrisa nerviosa. Me reí para mis adentros, me sentí satisfecha. Era tan fácil de manipular.

"Hola, Lisa", le dije, besándola en la mejilla. "Estás preciosa".

Lisa se sonrojó y me dijo: "Gracias, Jennie. Tú también estás muy elegante".

Me reí y le dije: "Vamos, tenemos una reserva en un restaurante muy exclusivo".

Mientras cenábamos, me divertí viendo cómo Lisa trataba de mantener la conversación. Era tan ingenua, tan fácil de engañar.

Después de cenar, le dije: "Vamos a bailar, Lisa. Quiero ver tus movimientos".

Lisa se sonrojó y me dijo: "No sé bailar muy bien".

Me reí y le dije: "No importa, te enseñaré".

En la pista de baile, me divertí viendo cómo Lisa trataba de seguir mis pasos. Era tan torpe, tan graciosa.

Pero entonces, algo cambió. Lisa empezó a relajarse, empezó a disfrutar del momento. Me miró a los ojos y me sonrió.

Y por un momento, me sentí desconcertada. Me sentí como si hubiera perdido el control.

Me sentí desconcertada por un momento, pero luego me reí para mis adentros. No podía permitir que Lisa me afectara de esa manera. Tenía que mantener el control.

Así que seguí bailando con ella, seguí sonriendo y riendo. Pero en realidad, estaba analizando cada movimiento suyo, cada palabra que decía.

Me divertía ver cómo se esforzaba por impresionarme, cómo trataba de ser la persona que creía que yo quería que fuera.

Pero también me sentía un poco aburrida. Lisa era demasiado predecible, demasiado fácil de manipular.

Así que decidí llevar el juego un poco más lejos. Decidí hacerla creer que estaba interesada en ella, que estaba empezando a sentir algo por ella.

La miré a los ojos y le dije: "Lisa, me estás gustando mucho. Me encanta tu sonrisa, tu risa".

Lisa se sonrojó y me dijo: "Gracias, Jennie. Me encanta estar contigo".

Me reí para mis adentros. Era tan fácil de engañar.