3

1.1K 112 3
                                    

Era lunes por la mañana, y estábamos preparándonos para regresar a Mónaco. George había conseguido un podio en la carrera, y estábamos eufóricos por su logro. Mientras vestía a Mia y Pablo en nuestra habitación del hotel, George entró con una gran sonrisa en el rostro, todavía radiante de felicidad por su éxito.

—Ale, estaba pensando... —dijo George mientras se acercaba a mí—. ¿Qué te parece si antes de ir a Mónaco, hacemos una parada en España? Carlos nos ha invitado, y sería lindo que los niños conocieran el país. Solo hasta el miércoles.

Me quedé mirándolo, tratando de disimular mi sorpresa y la ansiedad que comenzaba a crecer en mi pecho.

—¿Estás seguro de que quieres ir? —pregunté, tratando de mantener mi tono neutral.

George asintió con entusiasmo.

—Sí, sería una buena oportunidad para relajarnos un poco y disfrutar en familia.

Suspiré, sintiendo una mezcla de emociones. La idea de pasar tiempo con Carlos me ponía nerviosa, especialmente después de su comportamiento reciente, pero no quería decepcionar a George.

—Está bien, pero solo un día, ¿vale? —dije finalmente.

George sonrió y se acercó para besarme suavemente.

—Si eso es lo que quieres, así será, mi amor. —Luego miró a los bebés y sonrió aún más—. Vamos a hacer que este viaje sea especial para ellos.

Se agachó y comenzó a ayudarme a vestir a los mellizos, hablándoles con ternura mientras lo hacía. Sentí una oleada de amor y gratitud hacia él por ser tan comprensivo y atento.

Más tarde, mientras terminábamos de empacar nuestras cosas, mi mente seguía dándole vueltas a la idea de ir a España. No podía evitar preocuparme por lo que podría suceder allí, especialmente con Carlos tan cerca. Pero decidí que tendría que mantenerme fuerte y proteger a mi familia, pase lo que pase.

George llamó al servicio de habitaciones para que nos ayudaran con el equipaje y, una vez que todo estuvo listo, nos dirigimos al aeropuerto. Mia y Pablo estaban tranquilos en sus cochecitos, observando el bullicio a su alrededor con curiosidad.

Durante el vuelo, George y yo hablamos sobre el viaje, planificando las cosas que podríamos hacer con los niños en España. Traté de mantenerme positiva y disfrutar del momento, enfocándome en la alegría de estar juntos como familia.

Al aterrizar en España, nos dirigimos al lugar donde Carlos nos había invitado. Era una hermosa villa con vistas impresionantes, y me sentí un poco más relajada al ver el entorno tranquilo y acogedor.

Carlos nos recibió con una gran sonrisa, aunque noté una chispa en sus ojos que me hizo sentir inquieta.

—¡Bienvenidos! —dijo, abrazando a George y luego a mí, aunque su abrazo fue un poco más prolongado de lo que me habría gustado—. Estoy tan feliz de que hayan podido venir.

—Gracias por la invitación, Carlos —dijo George, todavía radiante—. Los niños están emocionados de estar aquí.

Carlos se inclinó para saludar a Mia y Pablo, quienes lo miraban con curiosidad.

—Hola, pequeños. Estoy seguro de que vamos a pasar un gran tiempo juntos.

Mientras nos instalábamos, traté de mantener mi mente en calma y disfrutar del momento.

Observaba desde la distancia cómo George jugaba al golf con otros pilotos en el campo personal de los Sainz. Su risa resonaba a través del campo mientras disfrutaba del tiempo con sus amigos. Los niños estaban tranquilos en la habitación que nos habían asignado, y me dirigía hacia allí para ver cómo estaban.

Ella es mi hija - Carlos sainz-+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora