Me encanta y deprime esa frase de Emily Dickinson que dice:
"Los que son amados no pueden morir, porque amor significa inmortalidad"Me encanta porque siento que representa como el amor puede trascender la muerte.
Y me deprime porque yo si puedo morir.A mi me encantaría ser amada, todo el mundo ama ser amado y es lo que buscamos.
Lo busca Giorgia, Ethan, Clara, Tamy, Lara y yo. Todos.Pero hay un pensamiento que me esta carcomiendo la cabeza desde el pasado verano: no podemos esperar que del otro lado de la puerta esté el amor de nuestras vidas. Tenemos que abrir esa puerta, salir a la luz del día, caminar en la calle, entrar a una hermosa y ordinaria cafetería y disfrutar el momento, porque tal vez no sea tan fácil ver que allí, sentado en una mesa tomando un café, está con quién pasarías cada noche y cada mañana y compartirías todos los atardeceres.
Cada uno busca su destino.
Está claro que es más fácil decirlo que hacerlo, pero admiro a las personas que toman la iniciativa.
Yo no soy de ese tipo de persona.
En ese sentido soy muy similar a Georgia.
Tengo entendido que nunca dio el primer paso en ningún aspecto de su relación con Ethan.
La primera cita, la invitó él. El primer beso, se lo dio él, al igual que su primer abrazo, su primer carta de amor, su primer peluche de una feria del parque de diversiones, su primer mensaje de "buenos días" y su primer "te amo".Un romántico empedernido tiene su lado oscuro.
En las noches me doy cuenta de lo sola que estoy.
Llevo tantas lunas llenas, menguantes, crecientes y nuevas pensando en Ethan y Georgia y estoy casi segura que ni siquiera saben mi nombre.
No los culpo, la mayoría no lo sabe.
Nadie me ve, nadie nunca me vio, excepto una persona, en una ocasión.La primera vez que lo vi fue antes del verano.
Fui a mi cafetería favorito a releer "Emma" de Jane Austen, y vi a alguien sentado en la mejor mesa de todo el lugar, mi favorita.
Tuve que cambiar de lugar, lo cual me molesto bastante.
Inconscientemente lo miraba y no pude evitar notar que leía "Sensatez y Sentimiento" él también se dio cuenta de mi lectura. Todo empezó por un intercambio de sonrisas.
En un momento, el chico se levantó.
"Nunca lo volveré a ver" me decía a mi misma. Pronto me di cuenta de que estaba equivocada, se acercó a mi mesa. No me ofreció palabra alguna, solo una sonrisa y una nota que decía:
"La próxima vez que nos encontremos leyendo en este lugar, prometo invitarte un cafe,
Ethan".Ahora solo me queda verlos, esperando poder sentirme enamorada de nuevo.
Sentada solitariamente en un rincón.
Tímida e introvertida, conocida como la chica pelirroja o simplemente Eve.