II

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Para volver tengo que irme, para irme tiene que haber un suceso,un momento,un evento que me saque de mi rieles y me haga escapar del mundo.Mi memoria falla en lo que son los sentimientos, no sé lo que digo, no sé lo que pienso, no sé lo que hago, y es justamente por la cual existe esa necesidad de huir de mi, de mi mente, perturbada y profunda como ella misma.

Volver no es volver a un lugar en sí, es reencontrarme conmigo misma, todos los días, aunque ya no me acuerde, aunque no sepa con quién, aunque no sepa quien soy.

Me iré para comenzar no una vida desde cero,sino una vida que me haga sentir que mi antigua vida si tenía algo que valía la pena recordar.Me iré no porque alguien me lo haya dicho,o me hayan obligado,sino porque el significado de esa ida es el simbolismo de mi espíritu de ave fénix, que renace entre las cenizas, o como la flor de loto, que florece aun en adversidad.

Pasarán los días,meses, tal vez años, puede que me pierda en el camino, me desvíe por los bosques profundos de los temores que se esconden en mi cabeza, o baje las escaleras equivocadas hacia un trauma no descubierto, pero que lleva existiendo desde la creación de mi consciencia.

Es ir a conocer, analizar, abrazar y perdonar a la sombra, mi sombra, aquella que me persigue todos los días aunque intente no oírla o hacerle caso. Es esa voz de temor, de ira, de tristeza y desesperanza que trae el dolor del sufrimiento, base para la vida humana, raíz de mi lado artista, pero que tiene un precio caro de pagar.

Aún así sabiendo a lo que me enfrentaré, pienso seguir, porque la cobardía es lo que me ha mantenido viva, y la valentía la autora de mis cicatrices.

Y al final,volveré,con un nuevo mundo en mi cabeza,un nuevo pensamiento,una nueva sanación,un nuevo rostro,un nuevo cuerpo.

Volveré,para demostrar que no es imposible cambiar y seguir mantiendo la esencia del ser.

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