[PAUSADO] Hetalia "Destino" (UsUk)

10:10 am

—Agh, mi cabeza... —se quejó el británico sentándose y sujetando su cabeza con la mano— "Espera, ¿qué ha pasado? ¿Dónde estoy?"

Miró a su alrededor y enseguida descubrió que estaba en una de las camillas de la enfermería del instituto. Notó cómo su nariz le dolía y cuando se la tocó, sintió una tirita en ella y fue entonces cuando recordó que lo habían golpeado con un balón.

En ese mismo instante, la puerta de la enfermería se abrió. Arthur esperaba que fuera la enfermera o su amigo Matthew, pero no se esperaba esa visita.

—¡Hello~! ¿Estás mejor? —le preguntó una voz que, para su desgracia, conocía a la perfección—

—¡¿Qué demonios haces tú aquí?! —le gritó señalándolo,  sin saber si estaba enojado o sorprendido—

—Te llevaste un buen golpe en la clase de Educación Física y tu profesor me pidió que te trajera a la enfermería —le explicó con una amplia sonrisa y el oji verde comenzó a maldecir en su mente—. Nos hemos vuelto a encontrar, ¿ves?

—Pues vaya forma de reencontrarnos... —suspiró y luego miró al americano, notando entonces que éste seguía con su uniforme de baloncesto— ¿Y tu entrenador te deja estar aquí?

—Sí, dice que así pueden aprovechar para que Feliciano entrene en mi lugar. Yo ya estoy más que listo para la competición —sonríe enseñando los dientes y el británico le mira atentamente—.

—Ya veo... —murmura y al recordar una cosa, se ruborizó ligeramente— Oye, ¿por qué les guiñaste el ojo a esas chicas?

—No iba a ellas, sino a tí —dijo muy seguro y con una sonrisa, haciendo que el oji verde se avergonzara más—.

—Sí claro, como que me lo voy a creer —desvió la mirada, tratando de que el oji azul no viera su sonrojo—. Yo ya me encuentro mejor, me vuelvo a clase —se levantó de la camilla y se dispuso a salir de la enfermería, pero Alfred lo agarró de la mano—.

—Espera un momento... —hizo que le mirara y después de unos segundos, le puso una tirita en el puente de la nariz— Se te quedó una marca horrible por el golpe, es mejor que te pongas la tirita antes de que alguien te vea así —le sonrió muy amplio—.

Arthur se tocó la nariz para sentir la tirita con los dedos y cuando notó lo que estaba haciendo y escuchó al chico de las gafas reírse, se sonrojó hasta las orejas y salió de la enfermería dando tumbos, no sin antes gritar.

—¡No necesito tu ayuda, gordo! —fue lo primero que se le ocurrió, pero pareció haber ofendido al americano—

—¡No estoy gordo, cejotas! —exclamó también sacando la lengua, pero el oji verde pasó de mirarlo—

—"Idiota..." —pensaron ambos a la vez y se fueron a sus respectivas aulas, aparentemente enfadados, pero uno estaba realmente emocionado por el encuentro y el otro nervioso por lo que podría pasar a partir de ahí.