VIII

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Me acerqué a mi banco justo cuando el recreo había terminado.

Usualmente, a esa hora la chica misteriosa me dejaba cartas.

Esta vez no fue la excepción.

Era un papel del tamaño y grosor de un dedo.

Aléjate de Fiore.



Tragué saliva. Mi piel temblaba mientras me ponía más blanco de lo que ya era.

𝘚𝘰𝘭𝘰 𝘛𝘶 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora