El Comienzo

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Durante el resto de semana el grupo de amigos continuó con la decoración de la casa, esto lograba distraer a Jisung de sus pensamientos y de el hecho que su padre aún no lo acepte.

—¿Por qué me piden permiso a mí? - miró al australiano. —Es tu escondite igual, invita a quien quieras

—Solo quería asegurarme, sé que este lugar es importante para ti y Minho

—No te preocupes Chris - sonrió. —Puedes invitar a tus amigos, igual, creo que le hará bien a Minho distraerse - en ese instante Felix entró a la casa y este siendo acompañado por su ex pareja, Hyunjin.

—¡Sung! Pensé que estarías en casa hoy - miró al moreno. —¿Estás bien?

—Estoy bien, solo espero a Min - miró al alto. —Hola Hyun

—Hola cachetes, tanto tiempo - sonrió.

—Tarde o temprano nos íbamos a ver - miró al pecoso. —Alguien parece no superarte

—¿Disculpa? - encaró su ceja, ofendido.

—¿Ah si? - miró al pecoso. —¿No que me tenías más que superado y que solo estabas necesitando?

—Gracias Jisung, no sabes cómo tragarte las palabras - el contrario rió.

—Chris traerá a unos amigos así que se comportan

—Como digas - fue a la planta superior con el chico.

Ese día Jisung se quedó con su novio, llegando a conocer a sus amigos. No sabía cuán grande era el equipo de basquetbol, o cuantos amigos tenía Christopher ya que la mayoría de amigos eran de él australiano y muy poco de Minho igual, recuerda el nombre de algunos: Jeongin, Changbin y Seungmin.

Había llegado a su casa alrededor de las ocho de la noche, no queriendo llegar más tarde para no tener algún tipo de discusión con su padre pero había sido sorprendido cuando el señor lo saludó e incluso abrazó, diciéndole que lo quería.

Se sintió extraño.

La mañana de el domingo Jisung fue despertado a las seis de la mañana por su padre, diciéndole que lo llevaría a algún lado y que debía cambiarse de ropa. No sabía que pasaba y se sentía extraño por el repentino cambio de su padre, no le gritaba ni miraba feo, lo trataba con calma y parecía que con amor.

Comenzaba a relajarse.

Durante el camino a quien sabe dónde, Jisung estuvo hablando con Minho, contándole lo emocionado que estaba por el cambio de su padre y que había dicho que lo llevaría a algún lado, luego prometiendo verse con él pálido en el Río Han.

El carro se estacionó y Jisung quitó su mirada de su teléfono, quedando confundido por donde estaba.

—¿Mis tías vienen? - miró al señor.

—Te vas, Jisung - entonces el tono seco y rudo había vuelto. —No quiero que estés aquí, no voy a permitir que manches mi apellido

—No entiendo - el señor se bajó de el auto y fue a la cajuela de el auto, de allí sacando una maleta llena de ropa del moreno más los papeles importantes de este. Fue hasta la puerta de copiloto y la abrió, sacando a Jisung por la fuerza de el auto.

—Te vas a Japón con tu tía y te quedarás allá hasta que yo lo decida, ¿Me entiendes?

—Papá..

—No vas a joderme Jisung, no tendrás tu asqueroso capricho y no quiero que te creas que podrás salirte con la tuya. No tendrás academia de baile o tan siquiera lo vas a desear luego de unirte al ejército militar

Un Amor Nunca OlvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora