Era una mañana tranquila en el Hotel Hazbin, o al menos tan tranquila como podían ser las mañanas en el infierno. Husk, el cínico y perpetuamente malhumorado barman, se levantó más temprano de lo habitual, deseando un trago fuerte antes de comenzar el día. Pero justo cuando iba a servirse una bebida, un destello de luz mágica inundó el vestíbulo.
"¿Qué demonios...?" murmuró Husk, parpadeando para aclarar su visión.
Frente a él, en medio del vestíbulo, yacían los residentes del hotel, pero algo estaba terriblemente mal. Alastor, Charlie, Vaggie, Angel Dust, Niffty, y hasta el mismo Sir Pentious habían sido transformados en bebés. Todos miraban a su alrededor con curiosidad o lloraban, sin entender qué había pasado.
"¡Oh, no, no, no!" exclamó Husk, frotándose las sienes. "Esto no puede estar pasando."
Un llanto fuerte resonó en el vestíbulo, y Husk vio a Charlie con lágrimas rodando por sus mejillas. Husk suspiró y se acercó a ella, levantándola con cuidado.
"Está bien, Charlie, tranquila," dijo, tratando de consolarla. "Vamos a resolver esto."
Angel Dust, ahora un bebé con cuatro brazos diminutos, estaba tratando de gatear pero seguía cayendo de cara. Husk lo levantó también, sacudiendo la cabeza.
"¿Por qué siempre me pasa esto a mí?" murmuró.
Mientras Husk trataba de calmar a los bebés, Alastor, ahora un pequeño infante con orejas grandes, miraba alrededor con una mezcla de confusión y diversión. Incluso como bebé, su sonrisa era inquietante.
"Bien, bien, veamos," dijo Husk, colocándolos a todos en una fila en el suelo. "¿Alguien sabe qué diablos pasó?"
Vaggie, que había sido transformada en una bebé con un lazo grande en su cabeza, levantó los brazos hacia Husk, pidiendo ser levantada. Husk la levantó, y ella señaló hacia un rincón del vestíbulo donde un libro mágico yacía abierto, emitiendo un leve brillo.
"Por supuesto," dijo Husk, rodando los ojos. "Siempre es un maldito libro mágico."
Husk se acercó al libro, todavía sosteniendo a Charlie y a Vaggie. Angel Dust estaba intentando morder su propia cola, mientras que Niffty gateaba alrededor limpiando cualquier cosa que encontraba. Sir Pentious, ahora un pequeño bebé serpiente, se enroscaba en un rincón, observando con curiosidad.
Husk miró el libro y leyó en voz alta: "Hechizo de regresión temporal... vaya, eso explica todo."
Miró a los bebés y suspiró. "Bueno, parece que tendré que revertir esto."
Pasó las siguientes horas buscando la manera de revertir el hechizo. Mientras tanto, los bebés comenzaron a explorar el vestíbulo, haciendo travesuras aquí y allá. Angel Dust encontró unos lápices de colores y comenzó a dibujar en las paredes, mientras que Niffty intentaba limpiar los dibujos al mismo tiempo.
Finalmente, Husk encontró la página correcta con el contraconjuro. "Aquí vamos," dijo, preparándose para recitar las palabras.
"¡Todos, vengan aquí!" llamó, reuniendo a los bebés en el centro del vestíbulo. "Esto debería funcionar."
Recitó el contraconjuro y, un momento después, otro destello de luz inundó el vestíbulo. Cuando la luz se desvaneció, los residentes del hotel estaban de vuelta a su tamaño y edad normales, aunque un poco desorientados.
"¿Qué... qué pasó?" preguntó Charlie, frotándose los ojos.
"Fuisteis todos convertidos en bebés," explicó Husk, frotándose las sienes. "Y yo tuve que cuidar de vosotros."
"¡Ja! ¡Me encantaría haber visto eso!" rió Angel Dust, pero se detuvo al ver la expresión severa de Husk.
"Ni lo pienses," advirtió Husk. "Nunca más."
Charlie se acercó a Husk y le dio un abrazo. "Gracias, Husk," dijo con una sonrisa. "Sabía que podíamos contar contigo."
Husk gruñó, pero no pudo evitar sonreír un poco. "Sí, sí, no te acostumbres," murmuró, mirando a los demás con cansancio. "Ahora, si me disculpáis, necesito una bebida."
Y así, mientras los residentes del Hotel Hazbin volvían a sus rutinas normales, Husk se dirigió al bar, deseando un poco de tranquilidad después de un día tan agitado.
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No tiene nada que ver con el chaggie pero me gustó la imagen y quise hacer está historia 😅
