𝐌𝐄𝐓𝐀𝐍𝐎𝐈𝐀 • 𝐁𝐎𝐓𝐄𝐍

VIII

Pensé que cuando menos tendría una oportunidad para pedir ayuda, pero viendo las caras de estos cobardes me sale mejor hacerlo yo sola. Nos sentamos en una mesa de cuatro, decidí sentarme antes que Rindou al lado de Ran, me niego a estar cerca de Sanzu después de lo que paso hace unas horas.

Una camarera se acerco a la mesa dejando los menú en esta, la verdad es que con menos ropa de lo normal. Esto es un lugar de mala muerte.

—Buenos días guapos, ¿les puedo ofrecer algo de tomar?- sonrie con un descaro que me sorprende que haya ignorado mi presencia.

De repente veo como se recarga en la mesa dejando ver mas de lo que ya sobresalían sus pechos, esto a los tres parece encantarles.

—Si no es molestia cariño, te encargaría un cafe cargado- dice Sanzu con una sonrisa en el rostro sin disimular la mirada del busto de esa mujer.

—Anotado amor- afirma devolviéndole la sonrisa mientras dirige la mirada a los peli morados.

—Para nosotros lo mismo que el estimado, acompañado de unos huevos revueltos con tomate.

—Yo te encargo un tazón de avena.

Digo finalmente para que preste atención a mi presencia.

—Claro cariño, el área de juegos para pequeños esta por aquella puerta si gustas ir, su hermana es tan adorable- dice mientras veo como me sigue mirando con una sonrisa falsa.

—Y yo creo que tu te desorientaste un poco- digo levantando una ceja sosteniéndole la mirada- el prostíbulo está cruzando la calle putita.

Trato de levantarme pero Ran solo coloca su mano haciendo presión hacia abajo en mi pierna, impidiendo que lo haga.

Ella solo me mira con asco y le devuelvo la sonrisa de falsedad que me hizo hace rato. Sanzu se acerca a su oído diciéndole algo que no podía escuchar, pero inmediatamente se le quito la cara de mosca muerta que tenia.

Ella solo asiente mientras se relame los labios y se aleja de nosotros.

—No pensé que tuvieras un carácter tan fuerte- dice Rindou mientras se giraba a verme.

—Ni yo que su preferencia eran las plásticas- contesto sin mirarle cruzando mi pierna para desacérame del agarre de Ran.

—Oye lindura no te pongas de ese modo, sabes que también estoy abierto a complacerte a ti también- me dice mientras lleva unas pastillas algo peculiares a su boca.

—Te agradecería que no se te pase ni por la mente, prefiero tener una bala entre los ojos que tener tus sucias manos encima- digo desinteresada jugando con los anillos que tenía en mis dedos.

Nadie dijo nada durante unos minutos, hasta que escuche el sonido de los tacones de la mesera hacia nuestra dirección, en sus manos veo la bandeja con todo lo que ordenamos.

—Buen provecho, Valencia.

Solo tuerzo los ojos arrebatándole de las manos mi almuerzo a Sanzu, el cual junto con la mesera se alejan de nosotros para irse al baño, ya sabía a donde iba todo esto.

—Me alegra pensar que ustedes no son como el, o eso quiero creer.

—Yo no estaría tan seguro Cielo, es decir, el burdel esta abierto a candidatas, ¿no Rindou?- comenta sin mirarme.