IV

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Al buscar por las ventanas del auto pude divisar un motel al fondo con iluminación.

—No tardamos- dijo Ran antes de bajar del auto, Rindou lo siguió por detrás.

"Genial" musite en mi mente. Antes de que parezca que Sanzu abriría la boca, apareció una llamada en su móvil, por lo cual también bajo del auto.

Era mi oportunidad para irme, dejarlos aquí, trate de ver si estaba distraído, estaba a unos cuantos pasos del coche dando la espalda, voltee hacia la entrada del motel y no había señales de los Haitani, era mi momento para escapar, rápido tome el arma que deje abajo del asiento mientras me pasaba al de enfrente.

—¿Donde esta la llave?- casi suelto un grito por ver a Sanzu en la ventana teniendo las llaves mientras sostiene la misma sonrisa de arrogancia de siempre.

—¿Buscabas algo Valencia?- dice soltando la carcajada que ya se había tardado en soltar.

No me percaté de cuando fue que las quito, abre la puerta mientras me suelta el humo en la cara del cigarro.

—Lo siento, solo buscaba algo para beber, tengo sed- pero que excusa tan mas tonta Y/n.

—Si es de tu agrado, tengo leche justo aquí- dijo tomando mi mano mientras la colocaba encima de su pantalón.

Quería apartarla pero no me dejaba, su agarre era fuerte.

—¡Suéltame!- exclamó mirándolo con odio.

—¿Ya se te quito la sed, hermosa?- dice dandole otra calada al cigarro.

—¡Ya te dije que me sueltes!

Apreté con fuerza su miembro haciéndolo soltar un gruñido, rápido salgo por la otra puerta tomando la pistola, al estar afuera le trato de apuntar sin que las manos me tiemblen.

—¡Dame las llaves del maldito coche, Sanzu!

—Oh cielo, si tanto las quieres, tómalas tu misma.

No entiendo a que se refiere, le seguía apuntando mientras me acercaba, me detuve al ver como el muy idiota se metía las llaves dentro de los calzoncillos.

—Deja de jugar y dámelas, prometo por mi vida no decir nada a la policía, solo dejen que me valla.

No se que me pasaba, sentía la desesperación de que en cualquier momento llegaran Ran y Rindou, necesitaba las llaves ya.

—Sanzu,¡Dame las putas llaves!- solté harta de que solo se estuviera burlando de mi, sin saber porque, me puse a llorar, el temblor de mis manos se hizo mas notorio.

—Nunca debes de dudar cuando quieras matar a alguien, Y/n- dice acortando la distancia que me falto para estar totalmente cerca de el- Vamos, te espero, disparame.

Lo decía sin una pizca de miedo, como si ya supieras que lo haría y esa maldita sonrisa de arrogancia nunca desapareció de su rostro.

Ya sentía como me calaban los ojos por las lagrimas, ya estaba harta, coloqué la pistola por su garganta mientras arrugaba cada vez más la nariz del coraje que tenía.

—Vete a lo mas profundo del infierno.

Concluí mientras cerraba con fuerza mis ojos y apretaba el gatillo, pero no pasó nada, abrí los ojos asustada, sin momento de reaccionar ya estaba dandole la espalda, mientras sentía las llaves con los glúteos, o eso es lo que quería creer, tampoco tenía el arma en las manos, sentí como empezaba a acariciar mi estomago, mientras que con su lengua recorría mi cuello.

—No hay balas, muñeca- susurra contra mí oído, haciéndome ponerme nerviosa.

"¿En que estaba pensando cuando me atreví a hacerlo?"

—Vamos no pongas esa cara, seguro tendrías una expresión totalmente diferente si te lo estuviera haciendo en otro lado.

—Perdona, prometo no volver a hacer nada, lo juro-dije cerrando fuerte los ojos, rezando que no se le ocurra hacer nada.

—¿Que esta pasando aquí, Sanzu?

Abrí los ojos, no se si agradecer o maldecir, porque hayan llegado.

—Nada importante- dijo después de soltar una carcajada dejando un beso en mi hombro, para después soltarme.

Yo rápidamente me alejé desesperada unos pasos de ellos.

—Ya dejen de verme así, par de imbeciles, intento matarme, ya saben que se me sube la calentura.

Solamente pude llorar no recuerdo que en mi vida haya llorado así desde lo de mi padre. Salí corriendo a sentarme en una de las bancas cerca del motel. Solamente se escuchaba como los tres discutían.

Los hermanos permanecían con una seriedad que pareciera que se están aguantando hartas ganas de darle un tiro, mientras Sanzu solamente se seguía riendo mientras se metía algo a la boca, por lo que mencionaron hace rato no tengo dudas de que se este drogando.

Pasaron unos minutos en donde pareció que se rindieron en tratar de dialogar con el peli rosa, el cual tomo un camino diferente,solamente espere hasta que me dirigieron la palabra los peli morados.

—Hemos rentado un habitación para poder descansar y ducharnos.

Solamente me levanté para seguirlos por detrás, cuando entramos estaba tras el mostrado la recepcionista, la cual se quedo mirándonos con algo de duda en su rostro.

Tal vez si lo hago con disimulo podría pedir ayuda. Me quise acercar al mostrador pero Ran me tomo del brazo mientras me daba una cara de advertencia, me coloco en medio de el y Rindou mientras subíamos las escaleras las cuales no parecían nada estables, al llegar al segundo piso caminamos por el pasillo llegando a la habitación 26.

Rindou abre la puerta y me ve para que entre, Ran nos sigue por detrás. La habitación no era tan grande, pero si lo suficiente para tener dos camas matrimoniales, una televisión en la pared y otra puerta el cual deduzco que es un baño ya que se escuchaba el agua de la regadera cayendo.

—Sanzu esta dentro del baño, dijo que hace rato tenias sed, iré a comprar algo, ¿que se te ofrece?- dice Rindou mientras me ve tomar asiento en una de las camas poniéndome una almohada en las piernas.

—Da igual- contestó apartando la mirada por otro lado.

—Comprare la cena- dice abriendo la puerta- Sanzu esta en la ducha y Ran se quedara con ustedes para evitar lo de hace rato.

Sigo sin responder, solo escucho como la puerta se cierra. Solo solté un suspiro y empece a quitarme los zapatos y los calcetines, siguen húmedos por los de hace rato. Ran hace lo mismo desde la otra cama, en eso escucho el ruido de la puerta del baño abriéndose.

Veo como sale Sanzu, con una toalla rodeándole la cintura.

—¿Donde se metió Rindou?

—Fue por algo de cenar, te tardas siglos bañándote, hay fila ¿sabes?

—Deja de quejarte y solo entra.

Ran no le volvió a dirigir la palabra, solamente entro al baño dejándome sola son Sanzu en la habitación.

𝐌𝐄𝐓𝐀𝐍𝐎𝐈𝐀 • 𝐁𝐎𝐓𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora