Un Extraño Sueño

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Advertencia, los títulos de los capítulos irán de mal a peor a medida que aumenten los vasos de fernet que me inspiran.

Nos vemos abajo, Grandes Héroes~

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Un Extraño Sueño

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Había atravesado la grieta en la pared como un bólido, sin detenerse a esperar por su amigo o pensar en que esa grieta, de seguro originada por ellos al luchar contra Callaghan la última vez, había herido la rigurosa estructura que impedía el correcto funcionamiento del sensor del robot. No pensó en nada mientras corría por el oscuro pasillo, no pensó en lo que el Baymax le había dicho, no profundizó en la importancia, el significado real de sus palabras, sólo corrió con la mente lo suficientemente clara como para no chocarse con una pared en alguna de las curvas, tan perdido, que ni siquiera se molestó en encender los faros que su traje tenía incorporados en el casco. Agradeció en el fondo que el pasillo no tuviera puertas y bifurcaciones por las que pudiera retrasarse, porque había dejado a Baymax demasiado atrás como para que lo pudiera guiar.

Al cabo de unos minutos que para él fueron una eternidad, jadeante y sudando, pudo vislumbrar un resplandor mortecino sobre las oscuras paredes del lugar, y ese fue el impulso que necesitó para echar a correr con todas sus fuerzas, sacando energía y resistencia de donde no sabía, resistiendo estoicamente el dolor que sentía cada vez que sus músculos se contraían y relajaban al correr.

Cuando llegó al final del pasillo, jadeante, azorado y con el corazón a punto de explotar, observó frente a él dos grandes puertas de metal con ventanas en la parte superior. Se irguió, respirando hondo y tratando de serenarse y, por un segundo, el dejá vù del día en que descubrió los microbots en aquella fábrica abandonada le azotó. Por un instante deseó tener nuevamente una escoba a mano para defenderse de alguna manera

Y como tenía un robot médico personal experto en karate acercándose por el pasillo, descubrió de repente el valor para abrir ambas puertas y atravesarlas de una vez, con todos sus sentidos alerta.

Sin embargo, ni toda la preparación mental, ni todas las teorías descabelladas de Fred, podrían hacerle frente a la situación que estaba viviendo, o al menos creía vivir. Y tampoco nada de eso podía hacerle competencia a lo que se alzaba frente a él en aquella habitación, iluminada por unos focos incandescentes de bajo consumo e inundada por el incesante sonido que procedía de aquella extraña estructura.

Pero lo que más llamaba la atención en medio de aquel lugar era la perfecta esfera, aquella masa uniforme de brillante color negro que se mantenía erguida en el centro de la habitación. Tardó un momento en notar la forma en que algo se movía por toda la reluciente superficie, en un casi imperceptible recorrido que le recordaba a una colmena de abejas formando un escudo al rededor de su reina. Sólo que, en vez de ser movimientos inconexos, cada una de las partes que formaban la esfera realizaba un camino descendente que formaba un movimiento en espiral curioso, aunque bello.

Frunció el ceño con recelo antes de comenzar a caminar lentamente, con aquel sonido (que ahora identificaba como un pitido) comenzando a ponerlo aún más nervioso de lo que ya estaba. Fijó sus ojos inquisidores y curiosos en la enorme esfera, calculando que mediría dos metros de alto y dos de ancho, antes de arquear una ceja y observar detenidamente de qué estaba formada.

Abrió los ojos de par en par, asombrado, cuando pudo diferenciar cada pequeña unidad que formaba la perfecta esfera.

—¿Pero qué carajo...? —la frase quedó en el aire, junto a los sonidos de la máquina, al descubrir que aquella especie de escudo estaba formada de microbots. Sus microbots.

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