A ti, que me acompañaste siempre, dejándome trepar por tus ramas cuando tenía miedo y buscaba refugio.
A ti, que me cubrías del sol y brindabas consuelo en mi soledad.
A ti, querido árbol, que cuando quise acabar con mi sufrimiento, no me dejaste caer.
Gracias, gracias por todo.
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Nota: Extrañamente no me dejó subir la imagen en este capítulo. Intentaré subirla en otra ocasión.
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Cincuenta relatos de cincuenta palabras
Historia CortaUna sola palabra puede abrir un mundo de posibilidades. Cincuenta de ellas, desvelar un universo interior. Amor, desamor, vida, muerte, calma, ansiedad, salvación, perdición... Aquí encontrarás todo eso y más. Productos de una mente rota que poco a...