Lara
Me faltan cinco escalones para llegar al reservado del pub cuando me achanto. Me entran las dudas y freno de golpe provocando que el cuerpo de Claudia Morgade se estrelle contra el mío. Pero la rubia no me deja dar marcha atrás, sino que me adelanta por la derecha para tirar de mí y llevarme con ella de la mano.
Al llegar me arrepiento de no haber dejado que me prestase algo de ropa para cambiarme. Este lugar es escandalosamente ostentoso en comparación con mis vaqueros desteñidos y camisa de color amarillo pollito.
Doy vueltas sobre mí misma tratando de visualizar todo lo que nos rodea, pero el sitio es tan fascinante que por mucho que intente detallarlo siento que se me escapan muchas cosas.
Está ambientado en un cine antiguo, con butacas en vez de sillas y sobre nuestras cabezas un montón de hileras de luces azules que iluminan el local y vibran en sincronía con la música que sale de los altavoces. Más allá, en una zona apartada, hay una temática muy distinta, con ledes rojas formando el rodapié de las paredes y neumáticos para sentarse.
Es una pasada. Me sorprende que no esté más petado.
—Hay que reservar para entrar —me dice Claudia, como si supiese exactamente en lo que estoy pensando.
—Esto es la caña.
Me flipa. Parece el lugar perfecto para olvidarlo todo por unas horas.
Mi amiga entrelaza su brazo con el mío y me fuerza a acercarme a ella.
—Tú pediste esto y ahora vamos a pasar un buen rato las dos juntas —me promete al oído—. No voy a dejar que te vayas —advierte—. Esta noche es nuestra.
Aprieto los labios, pero finalmente no logro contener la sonrisa de oreja a oreja que se me escapa. Claudia siempre consigue que las cosas parezcan más fáciles. Le doy un beso en la mejilla y, un momento después, estoy sentada sobre un taburete altísimo saboreando uno de los mejores cócteles que me han preparado en mucho tiempo.
Me gusta esto. Beber mientras tu colega te pone al día con sus rollos amorosos es refrescante.
—Entonces, va y me suelta que solo quiere un lío de una noche —Los orificios de la nariz de mi amiga se agrandan cuando resopla, visiblemente cabreada—. Pero, ¿para qué pone en su perfil que está buscando algo serio?
—Porque es bobo.
—¿Y para qué miente? Anda que no habrá chicas que quieran lo mismo que él. ¿Por qué tiene que hacernos perder el tiempo a las que estamos buscando algo distinto?
Me encojo de hombros sin saber muy bien qué responder a eso. Hay tíos que solo son unos capullos y ya.
La conversación fluye alrededor de los incontables intentos fallidos de mi mejor amiga buscando un tío con el que pasar el rato. Todavía no ha conseguido a nadie lo suficiente honesto como para darle una oportunidad a largo plazo, y eso que se ha pasado todo un año intentándolo, incluso se atrevió a tener una cita con su casero. Se ve que el mercado masculino no está en su mejor momento.
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Estrellas de otra galaxia
Teen Fiction«El amor no necesita razones, sino valientes que quieran dar la cara por él.» A punto de perder el control de su vida, Lara decide apostarlo todo por una mentira de corazón valeroso y ojos miel. Esa mentira se llama Alex, y bastará con una primera c...