Capitulo 7

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Una vez instalada en mi habitacion y debido a tanta emocion junta y la diferencia horaria de doce horas, decido ir al restaurante y confitería del hotel en el piso 51 dado que no tenia sueño pero tenia un poco de hambre.

Cuando se abre el ascensor me encuentro con un lugar súper lujoso, iluminado por unas lamparas hermosas tipo la de los castillos y unas mesas con sillas súper modernas. Esa mezcla de clásico y moderno me resulto de lo mas atractivo.

Enseguida se acerca un camarero que me dice que lo acompañe para ubicarme en una mesa y asi poder ser atendida. Luego, me trajeron una copa de vino y la carta para elegir lo que iba a cenar.

Había variedad y la misma se separaba en comida occidental y comida oriental, pero como ya tenia planificado todo lo que iba a hacer esos quince días ( o al menos eso creía) decidí pedir algo mas familiar y me incline por las pastas (unos sorrentinos con salsa de cuatro quesos) con un vino blanco tardío. La comida estuvo deliciosa asi que una vez terminada pedi un café moca que vino acompañado de unos mochi de frutos del bosque y matcha (el primer dulce oriental que estaba probando) y me puse a disfrutar de esas delicias mientras observaba todo a mi alrededor.

Si bien había bastante turismo y se podían ver desde franceses hasta ingleses y latinoamericanos, los coreanos sobresalían en todo sentido. En su educación, en el trato de los hombres hacia las mujeres (el correrle la silla para que se sienten) pero a su vez esa lejanía y eso de no tener contacto físico era como muy extraño para mi que venia de un país en el que los abrazos y los besos están a la orden del dia. Somos tan distintos y eso era lo que mas intriga me daba, saber si era verdad todo lo que mis k-dramas me mostraban o si era pura fantasía.

Una vez terminada la cena, me dispongo a ir hacia la terraza para observar la ciudad en semejante altura y no puedo creer lo que estoy viendo. En una especie de paredes de vidrio en lugar de barandas, se encontraba Seul iluminada y espléndida, y no podia dejar de emocionarme y de pellizcarme el brazo para saber que no estaba soñando así que solo me quede como congelada mirando esa bella ciudad y obvio sacando fotos que se las enviaba a mis padres dado que allá eran las doce del mediodía.

Luego de un rato de observar esa hermosa vista y aun sin sueño me dirijo hacia el bar y me siento en la barra donde le pido al barman una margarita la cual me acerca enseguida pero con una sonrisa que me sorprendio aunque lo adjudique a la cordialidad habitual hacia el turista.

Luego de unos veinte minutos ensimismada en mis pensamientos me doy cuenta que los empleados que estaban en la barra seguían mirándome y cada vez que hacia contacto visual con alguno me sonreían, hacian una pequeña inclinación con la cabeza y miraban a su alrededor. Instantáneamente empiezo a observar yo tambien a mi alrededor y veo a varias personas (en su mayoría hombres y coreanos) hacer lo mismo que los empleados motivo por el cual (y por educacion) les respondo de la misma forma.

Pasado un tiempo considerable y viendo que seguía sucediendo lo mismo llamo al barman y le pregunto:
- Tengo que preguntarte algo que me intriga y mucho- Si, en que la puedo ayudar - me responde con una sonrisa- Desde que llegue que me siento observada y veo que desde ustedes hasta los que estan sentados me saludan o eso creo cuando inclinan la cabeza hacia adelante ¿es algo cultural? Porque no veo que lo hagan con otra mujer y hay muchas, perdón mi ignorancia pero llegue hoy y esta cultura es totalmente nueva para mi y me gustaría poder entender sin faltar el respeto-. Al instante veo que me mira callado y luego se sonrie cosa que me sorprende porque no entendia el motivo. - No es algo cultural señorita, es que no es una persona que pase desapercibida- me responde y continua diciendo - disculpe mi atrevimiento pero sucede que no es común para los hombres coreanos ver una mujer con sus ojos (verde agua) su tez blanca y el color de su cabello (negro), eso nos llama la atención y a su vez admiramos la belleza es por eso la inclinación de la cabeza- obviamente que después de esa confesión mi verguenza empezó a notarse y me di cuenta que ya era hora de ir a mi habitación a descansar ya que me esperaba un día bastante ocupado.

Historia de amor en SeulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora