Pocos días pasaron desde que recibieron la noticia de su futura paternidad. Una montaña rusa de sentimientos y sensaciones que siempre se movía en el mismo rango; la felicidad.
Si en el último año Alicia había ido recuperando su personalidad habitual, en los últimos días esta había explotado como nunca.
Reía.
Sonreía.
Cantaba.
Hablaba sin parar.
¿Y él qué hacía?
Mirarla.
Admirarla.
Amarla.
Con la llegada de la cita con la doctora, las palabras de Alicia se aceleraron y esto se acentuó mientras esperaban a que esta dispusiera de los aparatos necesarios para ver a su bebé. Parecía un sueño imposible que Alicia y él se encontrasen en aquella situación, con el vientre al descubierto de esta mientras que la doctora trataba de encontrar a ese pequeño ser que era parte de ambos.
A su lado, él solo podía agarrar con fuerza la mano de su mujer mientras trataba de rebuscar en su cabeza todos sus conocimientos sobre el tema y lograr de ver antes que nadie a su bebé en el monitor en blanco y negro. Pero antes de que la imagen fuera visible ante sus ojos, un sonido, el más maravilloso que había escuchado, invadió la sala.
El latido rápido de un pequeño corazón.
El corazón de su hijo.
–Acá lo tienen.
La doctora les mostró un pequeño punto, aunque para él fue imposible verlo. Las lágrimas hicieron que su vista se tornase borrosa, por más que secaba sus ojos, a los pocos segundos, estos volvían estar inundados de felicidad.
Cinco semanas.
Eso explicaba por qué Alicia no se había percatado de la buena noticia o que los pocos síntomas fueran confundidos con los efectos de la mejora de su salud.
Su hijo llevaba cinco semanas entre ellos y no lo sabían.
Sin duda, la vida daba muchas sorpresas.
Cuando salieron del consultorio con una fecha de parto prevista, un listado de las vitaminas que Alicia necesitaba, el protocolo del seguimiento del embarazo y la seguridad de que todo estaba perfecto, Alicia sustituyó el resultado positivo de sus análisis de sangre con la primera imagen de su hijo.
De nuevo abrazaba el documento, mirando la ecografía una y otra vez.
–Se parece a ti.
Ahora el que no pudo evitar soltar una carcajada fue él.
–Amor, es muy pequeño para saber eso. Además, puede que sea igual a ti.
Alicia negó con seguridad.
–Yo sé que será como tú.
No quiso contradecirla, pero amaría ver a una mini copia de Alicia correteando por la casa.
Al salir de la consulta se fueron rápidamente a almorzar en el restaurante favorito de Alicia, la doctora les había indicado la importancia de llevar una dieta sana y equilibrada.
Una vez a la mesa y con la comida servida, entre bocado y bocado y sin dejar de hablar de ese bebé que tanto amaban, una sonrisa vergonzosa se coló en la conversación.
–¿Qué sucede? –preguntó al ver como el rostro de Alicia se tornaba rojizo.
–Acabo de recordar donde estábamos hace cinco semanas.
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Batalla perdida (Mentiras Perfectas)
FanfictionTras superar que Matías no es su hijo, reconciliarse con Julia y Cristóbal y encontrar el amor verdadero, la felicidad era constante en la vida de Santiago. Sin embargo, nadie podía imaginar en la batalla que estaba por llegar y en la que Alicia se...