Capítulo 4 - Sara

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La última cita con los doctores continuó, como acostumbraba, haciendo crecer su felicidad.

Alicia estaba en perfecto estado, tanto por su ya inexistente enfermedad como por un embarazo que le estaba sentando de maravilla. Con dos meses de gestación, su bebé comenzaba hacerse notar en el cuerpo de su mamá. Una pequeña protuberancia que la mujer mostraba con orgullo y a la que se pasaba el día acariciando.

–Es niña.

Santiago salió del baño para encontrarse con Alicia en ropa interior mirándose al espejo, o mejor dicho, admirando su pequeña pancita.

–No sé cómo, pero lo sé.

Contestó Alicia encogiéndose de hombros.

–No dudo de tus instintos. Las mamás tenéis un sexto sentido.

Alicia parecía estar muy segura y creía completamente en sus convicciones.

–Ahora debemos de pensar en un nombre...

Desde que conocieron la noticia, la única preocupación que existió en la mente de Santiago fue la salud de Alicia y del bebé, tanto que se había olvidado por completo de esos hermosos aspectos que envolvían su inminente paternidad.

El nombre.

Una decisión que no se podía tomar a la ligera...

–Sara.

Se giró confundido, con la camisa a medio abotonar y observando como Alicia cerraba los ojos y ponía ambas manos sobre su vientre.

–Sara –repitió con lentitud.

Se había quedado sin palabras, no esperaba que Alicia estuviera tan convencida.

–Lo estoy haciendo de nuevo –murmuró la mujer a la vez que abría los ojos y le miraba entre lágrimas–, imponiendo mis ideas, no dejando que seas parte –sollozó.

Estaba acostumbrado a una Alicia que mantenía los sentimientos a flor de piel, pero esta situación se había multiplicado por dos en las últimas semanas.

–Mi amor, Sara es un nombre hermoso.

Desde luego el más hermoso.

–Pero... –Alicia hipaba entre el llanto.

–Pero si a ti te gusta, a mí, me enamora –contestó envolviéndola entre sus brazos.

Alicia levantó la vista.

–¿En serio?

Entre las lágrimas de dolor, el brillo en sus ojos comenzaba a ser visible de nuevo, recuperando esa vitalidad que amaba.

–Sara Ucrós Rivera... No creo que exista mejor combinación.

Alicia asintió repetidas veces.

–¡La mejor!

La risa de Alicia era contagiosa y no le llevó la contraria en la posibilidad de que su bebé pudiera resultar en ser un varón.

–Amor, debemos de alistarnos.

Por mucho que desease vivir pegado al cuerpo de Alicia, debían de atender a sus compromisos, siendo precisamente ese el mayor compromiso que debían de afrontar.

Con una salud de hierro y un embarazo seguro, el momento de contarlo a sus respectivas familias había llegado, y que mejor que hacerlo con en una pequeña reunión en un importante restaurante del centro de la ciudad.

–Estoy un poco nervioso.

Confesó, mientras manejaba hacia el restaurante.

No era la primera vez que se encontraba con los papás de Alicia, durante el tratamiento, ambas familias se convirtieron en compañeros en aquel doloroso viaje, donde se obligaron a aprovechar el tiempo haciendo feliz a Alicia, donde apenas hubo intercambios que no fueran amables y donde apenas indagaron en la relación que mantenían.

Los papás de Alicia estaban felices por ver que su hija recibía el apoyo de un hombre que la amaba, y sus propios papás disfrutaban cuidando de su nuera.

–Yo también, no sé qué podrán pensar tus papás.

Arrugó el ceño.

Precisamente era Alicia la que menos debía de estar nerviosa.

Sus papás, especialmente su mamá, amaba a Alicia. Todo lo que odió a Julia, era equivalente al aprecio que sentían por ella.

–Te adoran –. No era ningún secreto. –Creo que te adoran más que a mí, en cambio, los tuyos...

–Mamá está feliz de que su hija esté con un doctor –Alicia puso los ojos en blanco–. Quizás un día se pase por tu consulta para que le hagas alguna cirugía–rio–. Papá...

Ahí era donde estaban todas sus preocupaciones.

Ni Alicia ni él eran unos desconocidos para sus familias, todos tenían conocimiento de quienes eran, pero si sus padres recibieron a Alicia con los brazos abiertos, el papá de Alicia no parecía muy convencido con que él era la víctima de la historia con su exmujer.

–A tu papá no le gusto.

Alicia soltó una pequeña carcajada.

–No... Es solo que... Para el papá de una niña siempre será más difícil aceptar al novio.

Se encogió de hombros.

–No entiendo.

Alicia se giró hacia él y se mordió la lengua.

–Lo entenderás cuando Sara nos presente a su primer novio.

¡¿Qué?!

¡¿Primer novio?!

¡¿Su pequeña Sara?!

La imagen de una joven muy similar a Alicia apareció en su mente acompañada de un chico escuálido e inocente, pero que para él, era la versión del mismo demonio.

–Amor, nuestro bebé tiene el tamaño de un frijol y tú ya quieres que comience a hiperventilar –se llevó una mano al pecho.

Alicia volvió a reír.

–Yo solo le estoy advirtiendo de lo que está por llegar.

Tomó una gran bocanada.

Tendría que darle la bienvenida a todas esas ansiedades que Sara iba a traer consigo.

Santiago comenzó a relajarse cuando las miradas asesinas del padre de Alicia se suavizaron cuando les dieron la noticia del bebé. Ese pequeño, pero gran milagro, no solo les llenaba de felicidad a ellos, sino a toda una familia que había sufrido enormemente en el último año.

Su bebé, la pequeña Sara y de la que ya no tenía dudas sobre su feminidad, no era consciente de la alegría tan grande que suponía su llegada y lo amada que ya era por todos.

Sin embargo, lo que ahora eran lágrimas de felicidad, pronto se convertirían en llantos cargados del mayor de los dolores.

Los primeros, los de Alicia y los suyos propios.

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¡Hola!

¡Muchas gracias por todo el apoyo recibido!

¡Son los mejores!

Debo decirles que este es el último capítulo de felicidad, en el siguiente se desencadena toda la trama dramática a la que Santiago y Alicia se tienen que enfrentar.

También les quiero decir que toda la historia se centrará desde el punto de vista de Santiago (me parece un personaje muy complejo, correcto y pragmático, cosa que resaltaré enormemente en los siguientes capítulos), por lo que no sean crueles con él, ni con Alicia... Lo que se les viene encima será muy duro.

¡Muchas gracias por todo!

¡Besotes!

Batalla perdida (Mentiras Perfectas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora