Santiago ajustó sus guantes y agarró el bisturí con firmeza.
Un aumento de senos.
Nada nuevo.
Suspiró profundamente e hizo el primer corte en la piel de la paciente.
Estaba acostumbrado, podía hacer aquella operación con los ojos cerrados y terminaría obteniendo un resultado exitoso.
Una rutina.
Cuando Alicia salió de la casa, no pudo ir tras ella.
No pudo, porque no quería.
No quería encontrarla y que le dijera de nuevo que estaba dispuesta a arriesgar su vida.
No quería escucharla hablar sobre el bebé.
No quería verla y que le confirmase la decisión tomada.
Pero... ¿Y si lo hacía?
¿Podría apoyarla?
¿Podría ver como el cáncer la consumía?
¿Podría aceptar que el tratamiento no funcionase?
¿Podría cuidar a un bebé enfermo?
¿Podría vivir sin las dos?
–¡Doctor! ¡Hemorragia!
La sangre tiñó su visión.
Todo se volvió rojo.
Ya no estaba en su conocida sala de operaciones, ni la mujer que estaba sufriendo un sangrado era su paciente.
Alicia y su bebé.
Alicia muriéndose ante sus ojos sin poder hacer nada para salvarla.
Un bebé que no respiraba.
–¡Santiago!
Su nombre sonó en la lejanía.
No podía reaccionar.
Soltó el bisturí y miró hacia arriba, hacía esa luz que le cegaba.
–¡Santiago!
Estaba paralizado.
–¡Que alguien se lo lleve!
Era Cristóbal.
–¡Yo me encargo de la paciente!
Despertó, o al menos eso pensaba, porque su cuerpo seguía sin obedecer y su mente viaja del presente a esa realidad donde Alicia y su bebé sin poder hacer nada.
–Alicia.
Murmuró mientras que le dirigían a una de las habitaciones de la clínica.
–¡Alicia!
Gritó tratando de regresarla junto a él, de que... Sus propios gritos le despertaron de esa horrible pesadilla en la que se había encerrado.
En ese instante fue consciente de donde estaba, de la operación, de la hemorragia...
Gruñó.
Había puesto en peligro la vida de una paciente.
–¿Doctor Ucrós, desea que llamemos a doña Alicia?
Miró a las dos jóvenes enfermeras que le sacaron de la sala de operación, ambas le miraban asustadas.
¿Qué le había sucedido?
–¡Fuera!
Ese no era él. Jamás gritaría a sus empleados.
Ahora mismo se odiaba y esa dos mujeres no debían de ser el objetivo de su furia.
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Batalla perdida (Mentiras Perfectas)
FanfictionTras superar que Matías no es su hijo, reconciliarse con Julia y Cristóbal y encontrar el amor verdadero, la felicidad era constante en la vida de Santiago. Sin embargo, nadie podía imaginar en la batalla que estaba por llegar y en la que Alicia se...