Capítulo I

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Una semana antes:

Alguien entra en la oficina de Emma.

—Buenos dias, Emma Brown— dijo un hombre de ojos negros y melena rubia que le tapaba un ojo, era alto y robusto y vestía un traje cómodo formado de dos colores, el blanco y el negro, llevaba una cadena de oro colgada en el cuello y un reloj de diamante que a simple vista parecía que costaba una fortuna.

—Buenos días, señor Hawthorne, ¿Ocurre algo?— dijo Emma nerviosa e intentando mantener la calma.

—Quería informarle de que dentro de seis días tiene una entrevista con el famoso cantante Jack Colins— dijo como si esto lo dijera todos los dias.

Emma empezó a ponerse nerviosa, la última vez que tuvo una entrevista con un famoso, terminó humillada, ya que le echó por error zumo de manzana en su camisa que él aseguraba que era nueva y, al final, ella tuvo que gastar 100€ para comprarle una idéntica ya que si no lo hacía estaría despedida.

—Vale, señor —dijo ella con casi un susurro.

Ella siguió trabajando y el jefe salió de la habitación dando grandes zancadas.

* * *

Empezó a sonar un teléfono, no era ni de Emma ni de Luke, era de Sophie, la odiosa de Sophie; su belleza era indescriptible, tenía el pelo rizado de color rojo vivo como la sangre y unos ojos verdes que reflejaban inocencia, la que hizo que la despidieran cuando hace unos cinco años trabajaba de actriz, la que hizo que rompieran la relación entre ella y Mathew, su antigua pareja, pero si, no era únicamente por eso.

—Hola, cielo— dijo Sophie coqueta.

—¿Cielo?— dijo incrédula dándose cuenta que por error lo dijo en voz alta.

—Oye, creo que he escuchado algo— dijo Sophie mirando a todos los lados asegurándose de que no haya nadie.

Por suerte Sophie no vio a Emma por ningún lado.

"Menos mal que me he escondido detrás de la puerta" pensó aliviada.

En el fondo sabía que si la hubiera visto  viéndola con quien sea que estaba hablando hubiera hecho lo posible para humillarla frente a todo el mundo.

—Tranquilo, me encargaré de arruinarle la vida— se le escuchó decir a Sophie en voz muy baja pero tampoco un susurro.

—Si, a Emma Brown— dijo como si fuera a vomitar en cualquier momento al mencionar ese nombre.

A Emma se le estremeció el estómago al pensar hasta que punto podría vengarse de ella.

—Emma Brown— se escuchó decir por megafonía—venga a mi despacho de inmediato.

Emma salió de su escondite gateando para que no la viera ni Sophie ni nadie, se puso de pie y anduvo ágilmente para no tardar.

—Dígame, señor Hawthorne —dijo con voz cansada.

Hay rumores— dijo con un hilo de voz—Sobre que tu empujaste a alguien—prosiguió con el mismo tono de voz y ninguna expresión en la cara—Pero no alguien cualquiera, sino...— hubo un silencio incómodo— mi hija Alina— dijo ahora con un tono más alto y con lágrimas en los ojos.

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