Our last days ✧ KOOKV

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El día pasó bastante rápido, al poco rato de aquella charla, Minho volvió con bastante cantidad de comida que sabía que a Taehyung le gustaba y por supuesto, un bote de un kilo de helado de chocolate con trocitos de chocolate, el favorito de su amigo.

Jungkook los dejó solos un buen rato, los escuchó hablar y reír un par de veces. Por lo que aprovechando que su lobo no molestaba para ir con el Omega, se quedó en la sala leyendo de nuevo uno de los tantos apuntes para su prueba final y quiso golpearse cuando su lobo se burló de que se estaba quemando las neuronas mientras estudiaba las neuronas.

Por la noche, Minho se despidió de Taehyung con un abrazo y le dijo que volvería mañana ya que usaría esa noche para descansar, pero que cualquier cosa que necesitara, a todas horas, por más tonto que fuera, lo llamara.

Jungkook estaba feliz que estuvieran bien, Taehyung sonreía y se veía cómodo. Minho aún estaba con esa aura melancólica pero se notaba que hacía un esfuerzo.

El Alfa también se despidió de Jungkook con un abrazo cómodo.

—Traje para hacer onigiri— dijo el peliazul. —Es la comida favorita de Taehyung, al pequeño le gustan bastante picantes así que haz con bastante wasabi.

Jungkook sonrió encantado, asintió.

—Cuidalo bien, tú sabes cómo hacerlo mejor que nadie— dijo Minho y Jungkook tuvo que convencerse de que aquel comentario no tenía ningún mensaje oculto.

Estaba bastante paranoico desde que había hablado de esos sueños raros con Taehyung, ya dudaba de la leyenda que le había contado Minho y estaba bastante sorprendido de sí mismo que ya no negara totalmente esa loca leyenda.

—También les traje algo de alcohol-

—Taehyung no está en condiciones de beber— Jungkook negó automáticamente.

—¡Pero Jungkook!— Taehyung hizo un puchero desde el otro extremo de la sala.

—Ya hablaré contigo— el pelinegro lo señaló, frunciendo el ceño hacía él.

Cuando Minho finalmente se fue, ambos quedaron solos y terminaron en la cocina. Taehyung sentado cómodamente frente a la mesa sin poder levantarse para ir a corroborar la comida, bajo las órdenes de Jungkook, mientras preparaba el wasabi, en tanto el mayor se encargaba del arroz.

—Jungkook, déjame beber— dijo Taehyung, por al menos quinta vez.

—No puedes beber durante el embarazo, Jaemin.

—lgual no voy a vivir para tenerlo.

—No digas eso— el tono de Jungkook fue amenazante, lo miró con el ceño fruncido y el Omega puchereó.

Cuando tuvieron listo el arroz y el relleno fue el momento de preparar las bolitas con el relleno dentro. Jungkook quedó en ridículo porque sus onigiris eran del todo menos bonitos comparados a los de Taehyung.

—Si me dieran eso en un restaurante lo lanzo contra la pared como si jugara al béisbol o se lo meto en los calzones al camarero.

—¡Tae! Eres malo— Jungkook hizo un mohín y el Omega rió.

—¿No que tenías habilidades culinarias?

—Las tenía antes de estudiar.

—¿Y eso fue hace...?

—Como seis años.

—Estas oxidado— dijo el Omega, mientras acomodaba los feos bollos que el Beta había hecho.

Ya cuando tuvieron todos los onigiris hechos, Taehyung estaba más que feliz de que habían salido tan bonitos y no puedo evitar tomar una foto en la cual Jungkook posó con un gesto raro de sus manos como si fuera un gangster que al rubio le pareció ridículo y no pudo evitar reír al ver cómo había quedado. Se la mandó a Minho y tomó los palillos, tomando el primer onigiri y empapandolo de salsa de soja.

Jungkook miró con disgusto el uso de tanta salsa, a lo que el Omega le dijo que no lo molestara.

El Beta tomó uno para sí y cuando apenas lo estaba llevando al pequeño cuenco con la salsa, miró el onigiri que Taehyung le extendía hacia él, sin entender.

Taehyung comenzó a hacer expresiones raras para que abriera la boca, hasta que con una risa el Beta lo hizo y de inmediato el Omega prácticamente metió todo el onigiri hasta su garganta y rió de forma malvada mientras Jungkook estaba entre, tragarlo entero o escupirlo para respirar.

—iTe la metí hasta el fondo!— dijo, a lo que el Beta quiso golpearlo. —¡Jeon Jungkook no se desperdicia la comida! iTe lo tragas!— el Omega le gritó cuando el pelinegro se apartó entre risas.

Con dificultad y ya rojo terminó de tragar todo el onigiri, y lo insultó en voz alta al sentir el picante del relleno, sólo para más gracia del Omega quién no había parado de reír en toda la escena.

—Eres muy malo Kim, muy malo...— murmuró Jungkook tosiendo por el picante.

—Jungkook ¿Estás llorando?

—Esto pica, mierda, cómo no voy llorar... Ahhh te odio eres el peor paciente que tuve en mi puta vida, Taehyung, el peor...

El Omega sólo reía por la situación y fueron varios minutos hasta que Jungkook se recompuso y lo miró con el ceño fruncido, mientras el rubio comía de a pequeños bocados con una sonrisa enorme en su rostro.

—Ahora te odio— dijo el pelinegro, a lo que el Omega volvió a reír.

—Ni siquiera está tan picante... Eres un debilucho.

—¿Es porque no te dejé beber?

—Qué comes que adivinas.

—Onigiris del infierno, tonto— dijo el Beta, a lo que el risueño Omega volvió a reír. —Sabes, sólo por esto, voy a beber frente a tí para presumirte— añadió, levantándose de la mesa.

—No quiero ebrios en mi casa.

—Bebo como camionero Kim, no voy a estar ni cerca de estar ebrio— respondió el pelinegro, mientras llevaba un vino que había comprado Minho y una copa para él, y se sentaba frente a Taehyung para beber
lentamente con una sonrisa vengativa.