Capítulo 2: El Viaje de los Errantes

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Para sorpresa de ambos, Scaramouche aceptó acompañar a Kazuha. Tal vez era la curiosidad, tal vez una parte de él anhelaba algo diferente. Juntos, comenzaron un viaje a través de Inazuma, cada uno con sus propios demonios, cada uno buscando algo que no podía nombrar.

Mientras caminaban por senderos empedrados y bosques sombríos, Kazuha y Scaramouche comenzaron a conocerse mejor. Descubrieron que, a pesar de sus diferencias, compartían una soledad similar, un deseo de encontrar un propósito en un mundo que a menudo parecía carecer de sentido.

Una tarde, mientras descansaban junto a un arroyo, Kazuha le contó a Scaramouche sobre su amigo fallecido, sobre el viento que siempre lo acompañaba y sobre la promesa de seguir adelante en su memoria. Scaramouche, a su vez, habló de su creación, de cómo había sido diseñado para ser una herramienta y cómo había luchado por encontrar su propia identidad.

—No soy más que una marioneta sin hilos —dijo Scaramouche, su voz cargada de amargura.

Kazuha lo miró con seriedad.

—Eres más que eso. Eres quien decides ser. El pasado no define tu futuro.

Scaramouche bajó la mirada, sintiendo una mezcla de emociones que no podía comprender del todo. Kazuha tenía una manera de ver el mundo que desafiaba todo lo que él había creído. Y, de alguna manera, esas palabras comenzaron a sembrar una semilla de cambio en su corazón.

Bajo el Cielo de TeyvatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora